xvi. VERDADES A MEDIAS

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¡Toma el arma... o lárgate!

Sus palabras correspondieron a mi siguiente acción cuándo presioné mis manos sobre la fusil de cerrojo y jale de la carabina rápidamente, realmente no pensaba en esos instantes. Mi pulso descontrolado me estaba haciendo temblar con el fuerte dolor habiendo debilitado mis piernas, tenía el arma en mis brazos tratando de apuntar fijamente a ese enemigo, peleando por transformar mi cara y esconder el miedo en esos momentos mientras más me paralizaba ante la idea de lo que tenía que hacer.

En ese momento no tenía muchas posibilidades de salir sin recibir otro disparó y la parte blanda de mi cerebro no me permitió abandonarlo a él.

Porco Galliard era importante para Marley, era necesario en está guerra y lo he visto cómo una fuerza temeraria, un hombre imbatible e intimidante, pero también fue aquél que sin razón me ayudó a sostener está misma arma. Él era humano, eso quise creer, porqué igual que el soldado al que vi caer por mi causa, también era humano.

Somos humanos, ¿verdad? Porqué aunque no hayamos podido aprender nada... Las huellas que dejamos detrás de nosotros debieran decirte quién quieres ser. Lo que yo veo día con día en este mundo, es diferente ¿Por qué para miles es difícil empatizar con la piedad hacia aquellos que derrivamos bajo nuestro dominio? ¿Por qué ellos son así...? Sus ojos en esos instantes me miraron. Una gran parte de su anatomía estaba desecha y la sangre cubriéndolo mientras yo gritaba a medida que Reiner y el señor Jaeger lo liberaban del cadáver vaporoso del titán. Colt finalmente cubrió mis ojos cuándo la impresión me golpeó con fuerza en un estado de pánico. Por ese entonces había llegado a pensar, observando la ausencia de brillo en sus ojos claros, que era demasiado tarde.

Eso creí.

Abuelo. ¿Por qué todos ellos merecen el perdón? ¿Qué ha podido ser bueno cuándo volvieron a las tierras una larga tormenta?

Él esbozó una corta sonrisa taciturna sin desviarse de su lectura entre esos delgados dedos que movían las páginas y terminaban un grueso libro sin título.

La palabra al final siempre va a ser lo más poderoso que tengamos en esta vida, ángel, con ella tenemos la fuerza para cambiar una historia. Allen, el antiguo rey nos lo recuerda. Culpar a los nacidos de paganos no nos hubiera abierto las puertas a otra virtuosa época de paz.

Eso creía, pero el mundo no lo quiere ver tal cuál lo miras tú.

—Por favor cambia esa expresión, Angelika,... —mis ojos fijados sobre la piel expuesta de mi pierna izquierda se nublaron en un parpadeó recobrando mi consciencia otra vez a éste lugar y sus manos pálidas se alejaron del grueso vendaje para limpiar los restos de sangre con un paño nuevo que luego iría a ser desechado a los pies de la cama, en el cubo abundante de paños embarrados del mismo líquido. — Ya no tienes que estar asustada, óyeme por favor, se que podrás reponerte a ésto. No te des por vencida después de lo que haz luchado, tú...-

—No... ¿No está bien... tener miedo? —corté su oración, su voz apacible siempre lo fue conmigo pero hoy con un tinte compasivo que no hizo otra cosa más que incomodarme. — ¿Y porqué no fue capaz de decírmelo?... C-cuánta veracidad tenían las historias y a-aún así no pudo tomarse un tiempo,... Solo un momento para mencionarlo tal vez. ¿No debo tener miedo de usted?

Imaginé su expresión por segundos, quizás sorprendido por el silenció que dejó pasar por la habitación, pero luego el suspiró que lo acompañó demostró empatía. Otro peculiar carácter que notaba junto a mi. —No debes tenerme miedo. Te hice una promesa, ¿lo recuerdas? No voy a lastimarte, puedes creer en mi...

𝐁𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐓𝐇𝐄 𝐂𝐑𝐎𝐖𝐍  ━━𝐩𝐨𝐫𝐜𝐨 𝐠𝐚𝐥𝐥𝐢𝐚𝐫𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora