v. SUPERVIVENCIA

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Un pueblo al oeste llamado Riggan era el próximo punto marcado en rojo por el Comandante Magath. Albergaba justo ahora a otros soldados esperando órdenes, el dicho pueblo había sido un camuflaje sinuoso contra el enemigo. Quién su siguiente movimiento no podría ser premeditado a tiempo, ellos aguardaban saber sus pasos y adelantarse. La máxima ventaja sería cuando lograsen derribar sus mayores defensas y arrastrarlos a agitar banderas blancas en rendición.

Eso podía entender.

La espectadora era yo en la amplia carpa montada junto a otros mandos altos y Zeke Jaeger, quién instó para que me encontrará en ese instante conociendo sus pláticas, observando sus análisis, los métodos que desatarían y el plan para vencer todavía no estaba pulido pero, supongo que no querían arriesgarse a narrarlo de pronto a todos.

La seriedad y disciplina a mi alrededor cargaban el ambiente con tensión. Un marleyano discutió con el comandante cuando desatarían el poder de los guerreros contra el enemigo. Magath citó que no le daría una respuesta hasta llegar a ellos en el pueblo de Riggan y luego les hizo retirarse para comenzar el trasladó de los soldados. Su ordenó parecida más a un gritó me sobresalto.

Era como estar en otro mundo, diferente y más hostil. Un lugar que solo generaba el temor en cada fibra de mi cuerpo, la adrenalina de escapar de allí y esconderme, este dolor que solo buscaba hundirme recordando lo lejos que me hallaba de casa.

Mi país.

No deseó volver a ser juzgada, señalada o castigada por algo que no hice, pero realmente no tengo otro camino más que cumplir órdenes y salvar todo lo que conozco para regresar con mi abuelo.

Pero; ¿Cuál es esa misión que el señor Jaeger insinuó ayer?

Harán de ti lo que merece tu raza de demonios.

Bajé la cabeza tras recordar esas amargas palabras. Sumida solo en lo negativo y duró de todas las palabras, miradas y gestos de cada persona allí que conoció mi otra herencia.

—Es hora de continuar.

Reaccioné al contacto de la mano del señor Jaeger sobre mi hombro. El general Magath asintió y los tres salimos, yo dirigida por Zeke, afuera se prepararon los vehículos de carga y monté el mismo que hace dos días para acabar con el largo viaje.

El constante movimiento de nómada en una zona de guerra era una forma de superviviencia. Eso creía y a su vez lo confirmaba.

Un par de niños sentados enfrente no paraban de voltear sus ojos hacia mi con gran curiosidad. Ambos cargaban la misma banda de eldianos, en color amarillo. Sopese que les extrañaba por ser desconocida pero, incluso otros soldados con los que me había cruzado siempre giraban a verme.

Lo único que no me hacía encogerme, apesar de estar incómoda, era que no recibía repudió de sus miradas. Todos eran eldianos.

Me removí en mi asiento antes de sentir unas hebras de mi cabello envueltas en la cadena de plata que portaba mi cuello. Pasé mis manos a mi nuca para arreglarlo y el collar se deslizó hasta caer en el suelo del vehículo.

Exclamé en voz baja y el niño rápido se inclinó a recoger mi colgante.

—Gracias. —murmuré cuando me lo devolvió.

—No es nada. —de reojo noté una sonrisa amable de su parte mientras colocaba mi collar de nuevo. — Es un emblema real, ¿Cierto?

Lo miré tras su pregunta y luego al collar. Suspiré tocando el grabado de una A en un escudo con una amatista.

—Así es. —dije sutil.

El niño rubio iba a decir algo más, en su lugar boqueó como pez fuera el agua cuando la niña a su lado lo tocó con el codo.

—Disculpa por preguntar de repente. —dijo finalmente hundiéndose de hombros.

Negué ante su vergüenza, incluso estaba sonrojado. Ninguno de mis cuatro hermanos menores me enseñó alguna expresión similar. Era un niño expresivo, aún en un vil lugar como esté.

—Esta bien. —contesté otorgándoles una pequeña sonrisa, el par de niños se miraron un segundo entre si. — Yugoslavia. De allí proviene este emblema y yo.

—¿Eres de la realeza? —escuché a la niña de claros cabellos por primera vez.

Titubeé por un instante pero asentí.

—Como el señor Zeke dijo. —retrucó el niño rubio abriendo más sus ojos sorprendido.

Frunci mis facciones confusa por su comentario, pero no lo analicé por mucho, los niños preguntaron acerca de mi nación con impetúd y más curiosidad hasta que rectificaron en algo.

—Mi nombre es Falco y ella es Zofia. —se presentó por ambos el niño rubio.

—Soy Angelika.

𝐁𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐓𝐇𝐄 𝐂𝐑𝐎𝐖𝐍  ━━𝐩𝐨𝐫𝐜𝐨 𝐠𝐚𝐥𝐥𝐢𝐚𝐫𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora