Capítulo 19

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En todo el día no había querido ver el sol y mucho menos comer. Sentía un gran vacío en mi alma, no tenía ánimos para nada en lo absoluto.

― ¿Daiana?― escucho a alguien llamarme, pero no me inmuto hacer alguna reacción

Mi madre entra a mi habitación y se sienta en mi cama. Sé que viene a pedirme que entre algún bocado a mi sistema, ya hace un rato lo ha intentado mi padre.

― No tengo apetito.― me apresuro a decir

― Debes sustentar tu estómago con algo, hija.― habla tan bajo y con un eje de paciencia

Mi madre saca las sábanas que cubren todo mi cuerpo y es entonces cuando puedo ver las oscuras ojeras que mi madre llevaba en su rostro. Sé que no ha dormido desde hace tres noches tras la muerte inesperada de mi abuelo.

― Mamá, quiero estar sola.― un nudo en mi garganta vuelve a formarse― Por favor.― le suplico

― Entiendo cómo te sientes, pero no puedes pretender refugiarte sola en estos momentos.

El silencio se hace presente en las cuatro paredes de mi habitación.

― No eres la única que ha perdido a un ser querido, Daiana.―tras escucharla giro mi cabeza en un rápido movimiento hacia su dirección― Yo también lo he perdido, he perdido a mi padre.― termina de manera dificultosa, al punto del llanto

Sus palabras hacen eco en mi cabeza y me despiertan de mi estado de orgullo y necedad.

No puedo evitar contener mis lágrimas.

― Perdóname, mamá.― me suelto a llorar desconsoladamente― Lo siento tanto.

Mi mamá me envuelve en sus brazos.

― Lo sé cariño, lo sé.― mi madre besa mi cabeza y me unge en un abrazo tan fuerte

Ella necesitaba el abrazo aún más que yo.

Al finalizar nuestro abrazo mi madre, Elizabeth, limpia sus lágrimas de un santiamén.

Sé que ella ocultaba su gran dolor a través del amor de madre. Mi madre era una mujer fuerte y aun así con la pérdida de su padre no dejaba que viéramos su estado vulnerable. Ella se mantenía de pie por Dustin y por mí. Al final de cuentas ella creía que era más importante aguantar su dolor y sentimientos por sus hijos, su familia y dentro de mí sabía que su acción  no era lo correcto.

♪♪♪

― Sabía que te encontraría aquí.― el chico de mirada color miel aparece frente a mi

― Creo que este lugar se ha convertido en mi refugio.― susurro

― No debería, pronto nos graduaremos y tú te irás.― dice mientras observa hacia al frente de el

― Ya no estoy tan segura de ello, Azael.― susurro

Últimamente estos pensamientos venían rondando por mi cabeza.

― ¿De qué hablas?― esta vez Le' Brun me observa con suma atención

Doy un largo suspiro y hablo de una buena vez.

― Ya no sé si irme a Nueva York. Ya no me queda nada.―

― Te equivocas, Daiana.―menciona firme― Tienes a tus padres, a tu hermano, tus mejores amigos.― Azael sube un poco su tono de voz y suena molesto e incluso ofendido― Me tienes a mí, Daiana.

― ¡No es suficiente!― casi grito

Escucharlo hablar así causa que me altere.

El chico de mirada color miel hace un gesto con su cabeza y lo escucho murmurar: No puedo creerlo.

Entre sueños y melodíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora