Capítulo 8

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Finalmente, ya había llegado el viernes y luego de casi dar por terminada una semana larga, mi hermano y yo hemos querido visitar a mi abuelo Thomas.

Ya situados en su hogar, mi abuelo, Dustin y yo preparábamos unos deliciosos sándwiches para cenar.

― ¿Cómo les ha ido en el colegio?― pregunta mi abuelo Thomas mientras corta algunas rodajas de tomate

― Diría que muy bien, solo que resulta un poco estresante que los profesores nos presionen desde ahora para enviar solicitudes a distintas universidades.― mi hermano de cabello rizado, rueda los ojos

― Eso está muy bien, Dustin.― comenta nuestro abuelo reprendiéndolo

― Abuelo, todavía faltan algunos meses.― reprocha mi hermano

― Yo coincido con el abuelo.― me uno a la conversación alzando mis hombros

― Al menos tú sabes que harás, Daiana Elizabeth.

Ignoro el tono que utiliza mi hermano para expresarse. Sé que debe estar sintiéndose frustrado, porque aunque él no lo reconozca se encuentra agobiado por no saber qué carrera elegir. Lo conozco perfectamente.

De momento, me distraigo cuando mi abuelo comienza a toser demasiado fuerte y me asusta cuando lo veo llevar su mano hacia su pecho.

― ¿Abuelo, estás bien?― dejo a un lado los platos que llevaba sobre mis manos

― Toma un poco de agua. Te hará bien.― Dustin le alcanza un vaso de agua, puedo ver su preocupación

― Gracias. Estoy bien, no es nada de qué preocuparse.― dice el abuelo Thomas

Me relajo solo un poco al ver que la tos de mi abuelo disminuye.

― Deberías ir al médico a que verifiquen esa tos horrible.― propongo seria

― Es cierto, ya hace un tiempo que no se te quita.― confiesa mi hermano mayor

― Solo son síntomas de la vejez. No hay nada de qué preocuparse chicos.― asegura el abuelo

Verlo a mi abuelo Thomas de esa manera causa que lo examine físicamente. Su tono de piel estaba un poco quemada por el sol. Sus ojos de tonalidad verde se veían pequeños debido a las delgadas líneas que se hallaban en las esquinas de estos. Confieso que siempre su mirada me hacía recordar a la de mi hermano Dustin por su parecido. Además, su cabello gris era abundante y eso me sorprendía.

― Abuelo...

Mi voz sonaba determinante, me había fijado en que el abuelo se notaba mucho más delgado que la última vez que lo vi, pero mi abuelo me interrumpe.

― Todo está bien, Daiana.― asegura mi abuelo Thomas

Quería que mi abuelo me prometiera que visitaría a un médico, pero al ver sus ojos él me convence de que todo marcha bien.

― Como decía Dustin, quizás solo debas estudiar más en concreto las carreras que te llaman la atención. De esa manera sabrás cual es la que te apasiona verdaderamente.― el abuelo le brinda un consejo útil a mi hermano

― Tienes razón, abuelo Thomas.― concuerda Dustin

― ¿Qué hay de ti, Daiana? ¿Cómo te va en el colegio?

No sé el porqué, pero siento una breve calidez en mis mejillas.

― De seguro que bien, ya finalmente ha logrado inscribirse en clases de piano.―añade mi hermano de ojos verdes

Me divierte la manera que Dustin toma mi lugar y responde con suma emoción.

― ¿Es eso cierto?― pregunta entusiasmado el abuelo

Entre sueños y melodíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora