Capitulo 34

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Sus ojos me hipnotizaron, de esas veces en que te da por apreciar algo y verlo porque nunca le habías prestado la suficiente atención.

Cómo si el tiempo se hubiese detenido o tu cerebro quedado sin memoria y solo queda este momento.

Él estaba igual.

Mí mano tocó su mejilla y sentí su piel rasposa por un día sin rasurarse aunque no se notaba parecía nalga de bebé. La mano que estaba en mí cabello ahora estaba en mí espalda y la otra en mí cuello con el pulgar en mí mejilla, me aferraba más a él, sentía miedo y ansiedad, cerré los ojos y me tire de clavado, bueno de frente a su rostro soltando un largo suspiro desvaneciendo esa tención y empezando a sentir mariposas en el estómago. La mano que estaba en mí cuello ahora entrelazada con mí cabello profundizando más el beso, de un movimiento subí a su regazo si dejar el beso atrás mis manos en su rostro y las de él en mí cintura apretandome contra él moviéndome en círculos torpes pero no apresurados. Sonreí en sus labios al igual que él, quise quitarle la camisa pero escuché la puerta abrirse.

—Oh ¡Eso sí que no!—era Alan. Mierda. Ambos lo miramos.—Desde la sala se escuchan los gemidos de Lara.

—Pero si no gemi.

—Eso dices tú, les dije que hasta el matrimonio y ahí van de metidotes, además nunca estuve de acuerdo con que durmieras con un chico así fuera bixesual, desde ahora sí te quieres quedar a dormir será en el cuarto de huéspedes.— tenía la posición de la famosa jarra con las manos en la cintura.

Me baje de Zack con las intenciones de ir al baño.

—¿Estarás ahí todo el día o dejarás que me cambié?

—No hasta que él salga, ¿Y para que querrías cambiarte?—escuche la risa de Zack.

—Para ser un vampiro no eres inteligente, pero me voy.—resignado se levanto y paso a un lado de Alan no sin antes guiñarme un ojo.

—Vi lo que hiciste—dijo Alan.—los estaré vigilando.

—Sal de mí habitación.

—Azucar de mí cocina.—me mostró sus colmillos y se fue.

Mientras me duchaba sonreía como boba, nunca olvidaría esto. Salí y fui directo al clóset, Zack estaba ahí.

—Ah hola, perdón venía por ropa, pero ya me voy.—con una camisa en la boca y jeans se fue. Me vestí con shorts negros, top blanco y chanclas, sin brasier.

—¡Niños ya llegué, todos abajo en 5!—Camila gritó desde la planta baja, sabiendo que si susurrara igual la escucharíamos, menos Zack. Me peine y baje, ya todos estaban en la cocina.

—O si, comida china.—dije al ver las bolsas sin pensarlo abrí una.

—Lara, espera por lo menos siéntate comeremos en el patio. Egon pásame platos—tome un plato y me senté en la mesa del patio como dijo. Cuando ya todos estaban sentados Egon habló.

—¿No tienen nada que decir?—solo escuché estaba muy entretenida con el arroz para prestar atención a un interrogatorio. Hizo como si tuviera carraspera haciéndome verlo, estaba en la punta de la mesa, yo a su izquierda con Zack a mí izquierda y los demás regados solo éramos seis. Mire Zack y estaba confundido igual que yo.

—¿Que se tiene que decir o que?—dije soltando el tenedor en el plato.

—No se hagan.—dijo Camila haciéndonos voltear.

—Creo que Alan les dijo.—hablo Zack más para mí que para los demás.

—A mí me puedes decir de todo menos chismoso, fue Sam.—dijo sin apartar la vista de su plato. Entre cerré mis ojos hacia Sam.

Buscando una segunda razón.✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora