Capitulo 35

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Al despertar vi que solo estaba Sam, no oía los ronquidos de los chicos, supuse que ya estarían desayunado, cuando salí del baño vi que Sam había despertado.

—¿Crees que anoche fue raro?—pregunte mientras cepillaba mis dientes.

—Yo no diría raro, pero si, fue extraño verlos ahí, como ratas.—rio.

—Si.—ambas reímos. Bajamos a la sala y no había nadie, nos habíamos cambiado, básicamente me puse dos pantalones y una camisa manga larga con una sudadera, Sam estaba igual, y así desayunamos, nos habían dejado comida en la cocina y café.

—Tu ve a buscar a los chicos, yo veré como prendo esa chimenea y hago más café.—si que hacía frío. Salí de la casa escuchando golpes, como de batasos, rápidamente me acerque y encontré a los chicos cortando leña mientras reían quien sabe de qué.

—¡Oh mira! Despertaron, en la cocina está el desayuno que les dejamos.—dijo Camden animado sin camisa, está demás decir que ya había entrado en calor, tenía una hacha en el hombro.

—Si ya lo comimos.—sonrei nerviosa y me acerque a Zaqui.

—Hola Zaqui.—le mostré mis colmillos.

—Chikistrikis.—dijo con voz más ronca de la que normalmente tiene haciendo reír a todos, bajó un poco su cabeza y besé su mejilla.

—¿Donde dejaste a Sam?—pregunto el simio, nunca lo había visto con gorro, aunque duro más de un mes con una gorra de béisbol por tener el pelo verde.

Mí culpa.

—Dijo que tenía frío, y que iba a prender la chimenea, y algo de café.—no le preste atención cuando habló. En eso escuchamos un vidrio romperse dentro de ella casa.

—Alguien está en problemas.—dijo Matías. Todo corrimos a la casa encontrando a Sam levantándose del suelo con el rostro negro, supongo que cenizas.

—Bebé ¿Que paso?¿Estás bien?,—intento limpiarla.

—Enserio perdón, solo quería encenderla pero algo me mancho el rostro haciéndome chocar con la mesa.—en el suelo había un jarrón de porcelana blanca con flores, pero en pedazos.

—¿No será porqué es a gas?—dijo irónico Carlos encendiendo la chimenea con un encendedor, lo hizo ver tan fácil.

—Descuida Sam, no te preocupes lo arreglaremos-.—hablo Camden.

—¿Descuida Sam, no te preocupes?¡Mama nos va a matar!

—No te pongas histérica Carla, no pasa nada, ella lo entenderá.

—Lo dice el hijo favorito, como a ti no te manda a matar niños.—dijo Carlos haciendo que el ambiente se ponga tenso

—Yo asumiré la responsabilidad del jarrón.—Sam estaba avergonzada.

—¿A todas estas que importancia tiene ese pinche jarrón?—dijo Alan.

—Vale más de un millón de dólares, de los antiguos cuando tu abuela estaba en los testículos de su padre.—respondio Carlos.

—Si que estás en problemas.—le dijo Matías riendo a Sam.

—Hablare con Egon tal vez... Hay una copia.—sugerí marcandole a papá.

—Ni te molestes, no hay señal.—me detuvo Camden.

—Entonces ¿Cómo hay televisión?—pregunto el simio.

—Matias la arreglo anoche durante la cena, al parecer sabe de eso.—contesto Camden.

—Solo la enchufé.—dijo Matías viendo sus uñas haciéndome reír.

Buscando una segunda razón.✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora