~ 십팔 ~

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— Jungkook, si tan sólo me dieras una oportunidad, yo podría hacerte feliz y darte todo lo que esas niñas inmaduras no pueden — dijo la mujer arrimándose aún más al cuerpo del azabache que estaba arrinconado entre la pared y el cuerpo de la mujer.

Jungkook ni siquiera sabía como había llegado a esa situación, es decir, hace un momento sólo estaba acompañando a su profesora a llevar unos libros y al otro estaba siendo acorralado contra la pared. No sabía que decir o hacer. Siempre estaban los rumores de que la señorita Kim tenía un enamoramiento hacía él pero jamás lo creyó realmente; ella había confundido su amabilidad con coqueteo y ahora estaba pasando esto. ¿Por que le pasaban estas cosas?

— En serio, me halaga señorita Kim pero no creo que eso sería correcto — dijo, en un penoso intento por zafarse de la situación.

— Puede que no sea correcto pero si ambos queremos, lo demás no importa, Jungkook. Y llámame Sunghee.

La manera en la que pronunció su nombre le dio un escalofrío. La profesora se le aceró aún más, aprisionando su cuerpo contra la pared del oscuro pasillo de la biblioteca. No iba a mentir; se sentía halagado a la vez que aterrado. Es decir, la señorita Kim era una de las mujeres más hermosas que había visto en toda su vida—no por nada media comunidad masculina tenía los ojos puestos en ella—pero, joder, la hermosa mujer era su profesora y aún así, por mucho que quisiera no podría tener nada con ella porque no la veía con esos ojos.

— Eres una mujer realmente hermosa, pero no puedo tener nada con usted, S-Sunghee.

— ¿Por que no?

— Charlotte y yo...

La mujer río sin gracia haciendo que se callara abruptamente.

— Jungkook, todos en esta universidad saben que esa chica es abiertamente lesbiana. No me creerás tan tonta como para creer que en serio están saliendo.

El azabache tragó saliva. De todas las situaciones más locas e incomodas que pensó vivir, ésta, ni siquiera figuraba en su mente. Tenía que pensar en algo para quitársela de encima; no le gustaba que las mujeres se le tiraran encima... pero tampoco era tan bestia como para empujarla, así que no le quedó de otra que agarrarla por los hombros para poder poner algo de distancia entre sus cuerpos.

— Escuche señorita Kim, — dijo, su rostro tornándose serio y sus ojos oscurecidos — en serio me halaga, pero simplemente no puedo aceptar sus sentimientos porque mi corazón le pertenece a alguien más, así que le agradecería que hiciera el favor de apartarse de mí.

Y en un movimiento que resultó algo brusco, apartó las manos de la mujer de su cuerpo y se alejó de ahí como alma que lleva el diablo. Era algo surrealista lo que le estaba pasando. En Corea era realmente extraño que los profesores tuvieran algún tipo de confianza con los estudiantes, sin embargo, él no pensó que fuera tan malo tener algún tipo de confianza con la profesora con la que pasaba mucho más tiempo a causa de su trabajo de campo. Y vaya que resultó un error eso; y eran ciertos los rumores, la señorita Kim sí estaba enamorada de él... o bueno, le gustaba.

¿Qué debería hacer ahora? Si bien podría exponerla ante el decano de la universidad para salir de todo esto, sería despedida y eso no era lo que quería. Sí, quizás ese era su castigo por querer estar con un estudiante de manera romántica pero en el fondo sabía que la señorita Kim no tenía la culpa; uno no decidía de quien enamorarse así que no podía culparla ni juzgarla cuando él mismo se había sentido en sus zapatos.

Suspiró. Ok, por el momento no diría nada pero si la señorita Kim seguía insistiendo con él de esa manera entonces no le quedaría de otra que reportarla ante el decano.

Jeong | JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora