~ 십칠 ~

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Las cosas estaban bien entre ellos.

Para Charlotte, Jungkook ya no era tan irritante así que lo toleraba más que antes aunque admitía que había ocasiones en las que quería estrangularlo.

Hace un rato estaban Sehun y Wonho en la mesa de la cafetería con ellos conversando pero después ambos se fueron a la biblioteca de la universidad, alegando que pronto comenzarían los exámenes y no estaban para nada preparados. A ninguno de los dos les gustaba realmente estudiar pero lo hacían y se esforzaban por tener buenas calificaciones. 

Charlotte se había quedado sola con Jungkook en la mesa, claro que ahora todo iba tranquilo entre ellos. Estaban tratando de llevar la fiesta en paz después de que la universidad ganara el partido de la semana pasada.

La mayor miraba atenta al azabache, viendo como el chico comía un delicioso almuerzo gourmet que había traído de su casa.

— Dichosos los que tienen un chef personal.

Jungkook sonrió con la boca cerrada mientras masticaba. Tragó y habló.

— ¿Se te antoja, dulzura? — le ofreció pero ella negó. No le apetecía la comida gourmet a pesar de que se veía delicioso y olía exquisito  — Y no, no me lo hizo ningún chef. Lo preparé yo mismo.

Charlotte le regaló una sonrisa torcida.

— Las mentiras son del diablo, cara de conejo.

— No miento. Lo preparé yo. Además, ¿Qué necesidad tendría de mentirte con esto?

Ok, Jeon tenía un punto.

Jungkook volvió a comer y Charlotte sólo se le quedó mirando, pensando y el menor al sentir la mirada fija de ella sobre él no le quedó de otra que levantar la mirada y enfrentarla.

— ¿Pasa algo?

Charlotte frunció el ceño.

— No puedes ser tan perfecto en la vida. Joder, tienes que tener algún maldito defecto... algo tienes que hacer mal — se quejó.

Jungkook sonrió.

— No soy perfecto, dulzura.

La mayor entrecerró los ojos.

— Eso es difícil de creer cuanto todo lo haces irritantemente bien y te encanta la perfección. A pesar de los rumores que dicen sobre ti, eres demasiado... — hizo una mueca — perfecto, al igual que todo a tu alrededor, es jodidamente encantador a la vez que aterrador. ¿Acaso eres un psicópata o algo así?

Muy bien. Charlotte tenía esa pregunta en su cabeza desde que Jungkook le había confesado que había estado siguiéndola hasta su casa durante un mes y medio. Eso había sido tan aterrador como el infierno.

Jungkook rodó los ojos.

— No soy un psicópata.

— Eso díselo a todas las veces que me seguiste hasta mi casa y también a todas las veces que me acosabas con la mirada, cara de conejo.

— Si en realidad fuera un psicópata ya estaría internado en un psiquiátrico gracias a mi propia madre.

Cierto. Hace algunas semanas atrás Jungkook le había contado que su madre era psicóloga pero que también se había dedicado a la psiquiatría clínica. Si Jungkook tuviera algún trastorno mental ella habría sido la primera en notarlo.

— Es que en serio no me fio. Eres un amante de la perfección y el orden, eso es raro.

El azabache rodó los ojos.

Jeong | JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora