~ 이십 삼 ~

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Charlotte no estaba enloqueciendo. No haría un drama por lo que había pasado anoche con Jungkook en la habitación de aquel hotel. No era para tanto. Mucha gente tenía sexo todos los días, ya sea con amigos, amantes, lo que fuera. No había razón para enloquecer.

Después de que los dedos de Jungkook la hicieran correrse, cayó rendida en los brazos de Morfeo. Cuando despertó al día siguiente se dijo a sí misma que no haría un drama por eso, «ni siquiera ha sido sexo real» se dijo. Estaba bien, habían tonteado un poco pero hasta ahí, no había motivo por el cual enloquecer.

Había mirado alrededor de la habitación y no había rastro del azabache... hasta que escuchó el agua de la regadera. Se estaba bañando. Bien, eso le daría tiempo a pensar en... ¿A pensar en qué? Joder, se dijo que no enloquecería pero al parecer era más fácil decirlo que hacerlo. Y diablos, necesitaba orinar. Pero no quería entrar al baño, no cuando Jungkook estaba desnudo.

Pensar en Jungkook desnudo le trajo recuerdos de anoche. Dios, Nicky había tenido razón. El pene de Jungkook era lindo. Era grande pero no de un tamaño demasiado exagerado, lo suficiente como para complacer a sus compañeras de cama;  tenía el glande rosado que casi pasaba a ser rojo por la excitación acumulada; y qué decir de las venas sobresalientes en su... Espera, ¿por qué estaba pensando que el miembro de Jungkook era lindo? En primer lugar no debería siquiera encontrar lindo el aparato reproductor masculino en general.

Dios, estaba enloqueciendo, definitivamente.

Y eso no había sido todo, claro que no.

Cuando por fin decidió que no podía seguir esperando a que Jungkook saliera del baño, entró, pero se quedó de piedra al ver la silueta desnuda del azabache en el baño mientras se acariciaba a sí mismo. Las ganas de orinar se le fueron, y en ese momento lo único que podía pensar era en que quería un caramelo, aquel que Jungkook tenía entre sus piernas. Joder, quería lamerlo tan mal. Veía como Jungkook se acariciaba y echaba la cabeza hacia atrás mientras el agua caía por su cuerpo tatuado. No sabía de donde había salido ese súbito deseo, porque nunca había tenido ganas de chupar a un hombre, de hecho, lo encontraba asqueroso, pero justo en ese momento quería entrar al baño y caer de rodillas ante Jungkook para tomarlo en su boca.

Y eso fue exactamente lo que hizo.

Se deshizo del enorme suéter y de sus bragas, y se metió a la ducha. Jungkook abrió los ojos lentamente y la miró, sus ojos negros estaban nublados por el placer. El cuerpo desnudo de Charlotte comenzó a mojarse por el agua y aún sin apartar la vista de los ojos de Jungkook cayó de rodillas, pidiéndole con los ojos que la guiara porque no sabía cómo infiernos hacer una felación. Y Jungkook lo hizo. Le enseñó cómo hacérselo, le enseñó cómo tomarlo y después a tragarlo por completo... y...

Charlotte cerró los ojos y sacudió la cabeza para alejar los recuerdos de anoche de su mente. Aquello definitivamente había trastornado su mente porque no había forma en el infierno en que ella hubiera chupado a Jungkook, pero lo había hecho, y no se había arrepentido. Es decir, sí, estaba enloqueciendo, ¿pero quién no? Toda su vida lo había hecho con con mujeres, y ahora de repente aparecía un chico con un lindo pene y la hacía arrodillarse ante él para que pudiera tragárselo entero. Esa era una buena razón para enloquecer. Después de aquello no habían hablado y Charlotte lo agradecía. Jungkook había manejado en silencio y la había traído hasta la puerta de su casa sin decir una sola palabra, y era justo por eso que ahora estaba aquí, acostada en su cama mirando el techo de su habitación y pensando en todo lo que había hecho con Jungkook en la noche y hoy en la mañana dentro del baño.

Debería estar asqueada, pero, para su sorpresa, no lo estaba.

Definitivamente Jeon Jungkook había jodido su mente.

Jeong | JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora