~ 이십 일 ~

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El aniversario de la empresa estaba siendo todo un éxito, pensó Jungkook con orgullo. Pronto heredaría el emporio arquitectónico de los Jeon así que por eso se esforzaba en la universidad, quería que sus padres se sintieran orgullosos cuando se convirtiera en un gran arquitecto. Todos los ojos estaban puestos sobre él y Charlotte, y no era para menos, se veían increíblemente bien juntos. Jungkook casi que podía visualizar los encabezados de las revistas de mañana.

— Hay demasiada gente mirándonos, Jeon — le susurró al oído.

— Bueno, es normal. Nadie se esperaba que el heredero de los Jeon apareciera con una hermosa chica desconocida, y menos si es extranjera. Posiblemente estaban especulando que mi próxima pareja sería alguna idol de Kpop.

Charlotte quería salir de ahí, sentía que ya había cumplido su labor principal que había sido conocer a la adorable familia de Jungkook así que, ¿Por qué seguía aquí?

— ¿Puedo irme? — preguntó en un quejido infantil que a Jungkook le pareció sumamente adorable.

— No, no seas aguafiestas. La noche apenas empieza, dulzura.

Un suspiro de rendición salió de sus labios. Sabía que iba a morirse del aburrimiento aquí; no había un ambiente ameno; no había ninguna bebida alcohólica que le gustara realmente y tampoco había música que le agradase. Todo el ambiente era serio y frío, claro que todo eso también era por lo frívolos que eran las personas de la "élite" coreana.

«Payasos.» pensó mientras bebía un pequeño sorbo de champán.

Las únicas personas que le habían agradado eran la familia de Jungkook, todos fueron muy cálidos y amables; no había sonrisas falsas ni forzadas en ellos. Aunque la mamá de Jungkook...

— ¿En que piensas tanto? ¿Y por qué estás mirando a todo el mundo como si los odiaras?

— En nada — mintió. Pensaba en lo falsa que era la gente aquí y en como las chicas los felicitaban a ambos por su "bonita" relación cuando lo que en realidad querían era quedarse con Jungkook, ya sea por su fortuna o por su cuerpo. Decidió omitir la última pregunta.

— Dulzura, — el azabache se posicionó detrás de ella y suavemente le quitó la copa de champán de la mano y dejarla sobre la bandeja de un salonero que iba pasando por ahí, a lo que Charlotte frunció el ceño preguntándose que estaba haciendo Jeon — estás demasiado tensa. Relájate — procedió a presionar sus dedos sobre el músculo tenso de su cuello para comenzar un lento y relajante masaje, el cuerpo tenso de Charlotte comenzó a relajarse cuando los dedos hábiles de Jeon presionaron un punto en su cuello que casi la convierte en gelatina, así que cuando sus rodillas casi fallaron no tuvo más remedio que apoyarse sobre el cuerpo del azabache — ¿Qué tal se siente? — Charlotte no pudo evitar preguntarse qué rayos estaba pasando cuando el susurro bajo y ronco de Jungkook le acarició la oreja haciéndola estremecer. Iba a decirle que parara pero entonces Jeon volvió a tocar ese punto en su cuello que la hacía maleable.

— Dios, se siente muy bien... — cerró los ojos e inclinó la cabeza a un lado para darle total acceso a Jeon.

«Joder, sus manos son mágicas.»

— ¿Si? — la voz oscura de Jungkook le hizo querer retorcerse. ¿Desde cuando el cara de bebé tenía una voz tan profunda?

No encontró la fuerza para hablar así que sólo asintió, dejando a Jeon satisfecho al ver su reacción. Charlotte no sabía por qué pero había algo sumamente caliente en la forma en la que Jeon le estaba masajeando el cuello y que le hacía querer sus manos por todo su cuerpo.

— Será mejor que busquen una habitación, sinvergüenzas — la voz interrumpiendo el momento íntimo y caliente hizo que Charlotte se avergonzara y tratara de apartarse lo más posible de Jeon, pero fue imposible porque las manos del azabache rápidamente rodearon su cintura manteniéndola firme en su lugar. 

Jeong | JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora