~ 열한 ~

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La gente aún no se acostumbraba al hecho de que Jeon Jungkook estuviera saliendo con la lesbiana de la universidad; para muchos era un chiste de mal gusto, es decir, todos sabían que Charlotte había rechazado a innumerables chicos, guapos y de familias adineradas y era por eso que aún no se podían creer que estuviera saliendo con Jeon.

Por su facultad y también por la de Jungkook, se habían extendido numerosos rumores acerca de su supuesta relación, pero aquellos rumores estaban muy lejos de la realidad. Al azabache no le importaba pero a Charlotte sí, y ya estaba harta de los susurros cada vez que caminaba por los pasillos con Jungkook a su lado y también estaba harta de que Jeon la siguiera a todos lados. ¿No tenía nada mejor que hacer o que?

Charlotte a veces trataba de esconderse para evitar encontrarse con el azabache, pero lastimosamente hoy no fue uno de esos días.

— Por Jesucristo, ya basta con eso Jungkook — se quejó Charlotte mientras guardaba unos libros en su casillero repleto de calcomanías.

— ¿Por qué no quieres decirme, noona? — hizo un puchero.

La mayor rodó los ojos.

— No entiendo para que quieres saber qué pasó en mi cita con Hana.

— Porque quizás pueda tener más ideas sobre cómo tener una buena cita contigo.

Charlotte arrugó el rostro en una mueca de disgusto e incredulidad.

— Será mejor que saques esa idea de tu cabeza, cara de conejo — dijo mientras cerraba con fuerza la puerta de su casillero, provocando un ruido fuerte y que algunas miradas se posaran en ellos.

— ¿Por qué?

— Porque eso no va a pasar.

— ¿Por qué no?

Por Jesucristo y todos sus ángeles, Charlotte quería estrangularlo ahí mismo. Eran ocasiones como esta en las que realmente se preguntaba si realmente valía la pena todo lo que estaba haciendo, a veces pensaba que hubiera sido mejor que Jungkook le hubiera dicho la verdad de sus sentimientos a Hana y acabar con eso de una vez por todas. Pero no, ahora estaba metida con Jungkook hasta el cuello.

— Porque no. No quiero tener una cita contigo. Ya suficiente tengo con tener que aguantarte aquí.

Jungkook frunció el ceño, ofendido por lo dicho.

— Mi presencia no es tan odiosa.

Charlotte ni siquiera le respondió, sólo se dedicó a tirarle esa mirada de obviedad que hizo que el azabache boqueara ofendido.

— No puedo creer que pienses eso de mí, dulzura.

— Pienso muchas cosas de ti, cara de bebé.

El azabache hizo un puchero ante lo dicho por la mayor.

— Tú también piensas que soy un raro, ¿no?— la voz lastimera de Jungkook la hizo sentir un poco mal.

Suspiró. Ya iba seis minutos tarde a su clase de desarrollo logístico así que, qué más daba perder unos minutos más hablando con el cara de bebé conejo.

— Sí, eres raro. Pero la verdad no creo que seas raro en un mal sentido Jeon; ser raro es ser diferente y lo diferente siempre es bueno... Aunque debo admitir que tus rarezas a veces me dan miedo.

Jungkook parpadeó lentamente, asimilando las reconfortantes palabras que su noona le había dicho. Se sentía bien.

— ¿Por qué?

— No es de lo más normal que te me quedes viendo fijamente durante media hora casi sin parpadear, Jungkook. Eso, sumado al hecho de que me acechaste durante meses, da miedo. Es perturbador. ¿Estás seguro de que no eres un jodido psicópata?

Jeong | JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora