"Episode I"

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Conduzco por las calles a velocidad media mientras tantas cosas llegan a mi mente. Hace una semana era una mujer libre y sin compromiso alguno, era solo una empresaria exitosa y no tenía planes de contraer matrimonio, es algo que a mis 28 años solo me he planteado una vez, cuando era solo una adolescente y fue un fiasco.

Pero ahora, de la noche a la mañana resulta que estoy comprometida con mi mejor amigo y todo por obtener el terreno que hace años pertenecía a mi padre. Aunque no lo hago solo por el terreno, también lo hago para ayudar a Eros, ha sido mi mejor amigo por muchísimos años y siempre me ha apoyado en todo.

En cuanto entro en la calle donde vive mi abuela, suspiro, tengo mucho tiempo sin venir, aunque, mi familia paterna no me busca, así que supongo que no tengo porque estar nerviosa. Parqueo el auto justo al frente y desde aquí puedo ver como observan el auto, me coloco los lentes oscuros y tomo mi bolso del asiento para después abrir la puerta y salir del auto, al cerrar la puerta y poner seguro comienzo a caminar hacia la casa de mi abuela, todas las miradas están puestas en mí y me ponen de los nervios.

Siento como si estuviera caminando en cámara lenta, y en serio lo parece. Al entrar a casa de mi abuela, los demás se ponen de pie mientras me observan algo sorprendidos. La última vez que vine ni siquiera tenía auto propio, ni conducir sabía en ese entonces.

—Pero si es la primita que ya no es tan primita. — se burla mi primo Zeus.

—¿Quién eres y qué hiciste con mi prima? — cuestiona burlona mi prima Artemisa.

Me carcajeo.

—Ya no existe más esa Lilith Sloan, esta es la nueva ella. — me burlo.

Abrazo a mi prima con efusividad. Artemisa siempre ha sido con la única que he mantenido comunicación y la única que me busca frecuentemente. Paso a saludar a Zeus, quien me abraza efusivo, le devuelvo el abrazo gustosa. Después de mi primo le sigue la madre del mismo, o sea, mi tía Hera, quien es la hermana menor de mi padre.

—¡Tú sí que estás grande! — exclama haciéndome reír.

Abrazo a mi tía y ella me abraza a mí mientras pronuncia cuan grande estoy. Finalmente, paso a la última persona, y a quien deseaba ver con todo mi ser. Mi abuela Atenea.

—Mamá. — la saludo con un asentimiento de cabeza.

Ella entrecierra sus ojos.

—¿Le darás un abrazo a esta anciana o tengo que hacerlo yo? — tras escuchar esto, no puedo evitar reír.

Ambas nos abrazamos mientras unas lágrimas se escapan de mis ojos, gracias a Dios que traigo lentes puestos. Y esto es lo que adoro de esta familia, aunque no nos frecuentemos, ni nada por el estilo, el cariño siempre está vivo, siempre está presente.

—Eres una charlatana, no vienes a visitar a esta vieja. — me reprende al separarnos, ella toma asiento y me indica que me siente frente a ella, así lo hago.

—Siento mucho eso, abuela. He estado bastante ocupada en la empre... — comienzo a explicarle, hasta que ella me interrumpe.

—Y una mierda, cariño. La familia siempre será más importante que cualquier otra cosa, eso siempre lo decía tu padre. —

Trago grueso.

—Mamá, sabes que el tema de mi padre es delicado para mí, por lo que prefiero no hablar sobre eso. —

—Pues lo hablamos, y punto. Usted era la persona más importante para su padre y sé que aunque siempre quieres hacer que no te importa y eso, lo quieres, y mucho, siempre lo quisiste a pesar de que siempre huías de él. —

Punto ciego (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora