"Episode XVIII"

40 5 0
                                    


Justo ahora estoy en una de las salas de juntas de Sloan Casa Editorial, y conmigo se encuentran Eros, mi asistente y... Jackson Sloan, Emilio Demir o como se llame, estoy realmente confundida. El hombre se me parece conocido y al tenerlo cerca, ya sé por qué, se parece a mi padre, no en su totalidad, pero me recuerda a él.

El hombre, que por cierto, no debe de tener más de 30, luce tan relajado observando todo con atención mientras toma de una botella de lo que parece ser agua mineral. Todos los periodistas se han marchado, y no querían, querían que les dijera quien es este hombre, cuando ni yo misma sé, lo único que sé es que, el tal Emilio, o Jackson, ha sido el autor de todos los artículos sobre mi familia.

—¿No me vas a preguntar nada? — pregunta el hombre frente a mí con su rostro ladeado y una sonrisa ladina en sus labios.

—Creéme, tengo muchas preguntas. — suspiro — ¿Quién eres realmente? — inquiero.

Él se carcajea.

—¡Vamos! Creía que en serio me haría buenas preguntas, eres editora y escritora, usa un poco de eso. — dice rápidamente antes de tomar de la botella entre sus manos.

Suspiro y me río con cierto desdén.

—Creéme, tengo muchas de esas, pero necesito saber quién eres. —

—Y te responderé... o, ¿No? — pregunta con fingida duda — ¿Sabes quién te puede responder eso? Mi... digo, tu abuela. Llama a Atenea, los tres debemos hablar. —

Ladeo mi cabeza.

—¿Por qué crees que llamaría a mi abuela para hablar con un desconocido? — cuestiono con burla.

—Porque no soy un desconocido y... muy dentro de ti lo sabes. — pronuncia antes de regalarme una sonrisa lobuna.

El hombre saca algo de su mochila, es una revista, se pone a leerla como si nada pasara a su alrededor. ¿Está loco?

Suspiro, observo a mi asistente y asiento, ella sale de la sala y me cruzo de brazos a esperar, Eros se me acerca.

—Lili, debo irme, pero no quiero dejarte sola con un desconocido. — murmura.

—Tranquilo, cariño. Creo que no es un desconocido, estaré bien. — le doy una sonrisa tranquilizadora.

Eros me observa con confusión.

—¿Lo conoces? ¿Cómo sabes que no es un desconocido? — inquiere.

Observo al hombre, sigue ensimismado en su mundo, vuelvo la vista a Eros.

—Lo siento en mi pecho, ve tranquilo. —

—Está bien, nos vemos. —

Mi esposo besa castamente mis labios antes de desaparecer. Mi asistente ingresa a la habitación y se acerca a mí.

—Su abuela está cerca de aquí, viene en seguida. —

Asiento a sus palabras.

Lo que parecen horas después, mi abuela pasa por el umbral a pasos apresurados, Emilio deja la revista a un lado y sonríe, se pone de pie y se pone frente a mi abuela. Ella, al mirar su rostro, se asombra.

—Jackson. — pronuncia asombrada.

¿Lo conoce? ¿Realmente lo conoce?

—Hola. — pronuncia este antes de abrazar a mi abuela.

Observo sin dar crédito de lo que veo. ¿Se están abrazando? ¿Es en serio?

Al separarse, largos minutos después, ambos se quedan uno frente al otro.

Punto ciego (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora