"Episode VI (+18)"

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Mientras que Eros toca y devora mis pechos, tantos pensamientos llegan a mi mente, cuando nos conocimos, nuestras risas, jamás, jamás en los años que tengo de amistad con Eros, el chico había demostrado ninguna clase de atracción hacia mí, y ahora está encima de mí, está casi desnudo encima de mí, mientras su boca milagrosa y efectiva, me devora.

Eros regresa a mis labios, los devora de tal forma que, de verdad me enloquece. Se separa y me hace ponerme de pie, frente a él. Me pone de espaldas y de una forma lenta y torturante, baja la cremallera de mi falda para después bajarla y tirarla por algún lugar de la sala. Me toca y besa el trasero mientras siento como me quedo sin aire, oh, su boca. Sus besos son como un bálsamo que era completamente desconocido para mí.

De forma rápida y apresurada, Eros me da la vuelta haciéndome quedar frente a él. Sin dejar de observar mis ojos, me baja las bragas, dejándome expuesta y a merced de sus deseos. Me observa de arriba abajo, de forma torturante, con sus ojos preciosos repletos de lujuria excesiva. Lujuria contenida.

—Eres preciosa, Lili. — su voz ronca y cargada de excitación hace que mis labios se separen y mi respiración se vuelva agitada.

Me acerca más, quedando su rostro a la altura de mi monte de venus. Eros besa el mismo, provocando que un jadeo salga de mis labios entrecerrados.

Eros se pone de pie y toma mi mano, me guía hasta llegar a mi habitación. Allí, me sienta en el borde de la cama y se arrodilla justo frente a mí, entreabre mis piernas y me toca los muslos de una forma lenta, torturante.

Solo bastaron unos pocos segundos para que la boca de Eros tomara posesión completa de mi ser. La lengua del chico invadió por completo mi vagina, excitándome de manera sub normal.

—¡Oh, Dios! — grité llena de excitación al sentir como su mágica lengua acariciaba mi punto sensible.

Eros no paró, no se detuvo, siguió devorando sin parar mi monte de venus, causando que, pocos minutos después, llegara el maravilloso orgasmo. Mi vagina comenzó a estremecerse y mis piernas a temblar, y así, mi cuerpo estalló, llegando el maravilloso clímax. Eros se puso de pie, bajó su pantalón y calzoncillos al mismo tiempo, dejando ver su maravilloso miembro eréctil.

Digamos que Eros ha sido agraciado con un pene perfecto, no es pequeño, pero tampoco es grande, es intermedio, punto medio.

Buscó en el bolsillo de su pantalón un envoltorio dorado, lo rasgó y después colocó el condón en su pene.

Me acostó en medio de la cama y se subió encima mío sin dejar caer su peso, posteriormente volvió a besarme, con pasión y devoción. Su mano se dirigió a mi vagina, allí, acaricio mi clítoris haciéndome entreabrir mis labios y jadear sin pudor alguno. Uno de sus dedos se introdujo en mi vagina, Eros dejó de besarme, se separó un poco y observó mi expresión

Movió su dedo dentro de mi vagina, haciendo que jadeara, que gimiera. Segundos después, introdujo su otro dedo y comenzó a moverlo rítmicamente.

—¡Ah! — gemí.

Eros volvió a atacar mi boca sin dejar de mover sus dedos dentro y fuera de mi vagina. Se separó y sacó sus dedos de mi interior, luego se posicionó en mi entrada, y paseó su miembro por el exterior de mi vagina, de arriba hacia abajo, de una forma torturante para mí.

Punto ciego (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora