"Episode V"

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Camino de forma decidida hasta la sala de juntas, hoy es el día en el que cerraré el contrato con Izzie Stevens, una gran escritora y estoy tan feliz de que vaya a formar parte de mis escritores. Al entrar en la sala saludo a los presentes, mi abogado, el jefe de redacción de mi empresa, mi asistente e Izzie.

Tomo asiento donde me corresponde.

—Empecemos esto de una vez. — digo sonriente.

—Bien, señorita Stevens, firme aquí y será parte oficial de Sloan Casa Editorial. — le dice mi asistente.

Observo a Izzie, esta tiene un brillo en sus ojos, ese brillo a lo nuevo, ese brillo que se te presenta cuando cumples tus sueños, ese brillo que faltó en mi adolescencia.

Izzie firma el contrato sin rechistar.

En cuanto ella firma, mi asistente me pasa a mí el contrato, saco mi pluma y pongo mi firma, luego firma mi abogado y el jefe de redacción.

Me pongo de pie.

—Izzie, bienvenida a Sloan Casa Editorial. — le digo sonriente.

La chica se pone de pie.

—Muchas gracias, señorita Sloan, le juro que no le fallaré. — dice esta rápidamente tomando mi mano.

Sonrío ampliamente.

—No lo dudo, Izzie. —

Ambas sonreímos. Salgo de la sala de juntas seguida por mi asistente y ambas nos dirigimos a mi oficina.

—Ahora tengo que ir a la empresa de los Avery, encárgate de que todo esté correcto. No sé si regresaré a la oficina, así que si no lo haré te escribiré para que te marches a tu casa. —

—Así será, señorita Sloan. — dice esta sonriente.

Asiento y tomo mi bolso para después caminar hacia el estacionamiento, me subo a mi auto y manejo hasta la empresa Avery Companies. En cuanto estaciono mi auto voy hasta recepción.

—Buenos días, vengo a ver a Eros Avery. — le digo a la recepcionista.

Esta enarca una ceja.

—¿Tiene usted cita con Eros? — cuestiona esta.

Río por lo bajo.

—No necesito cita para ver al señor Avery, para ti. Solo necesito el gafete de invitada y listo. —

—El señor Avery, dijo que tiene una junta con periodistas, a menos que no sea una periodista, no puedo permitir que usted pase, señora. —

Dios, dame paciencia. Observo el nombre en su gafete.

—Asya, ¿Eres nueva, cierto? — inquiero.

—Sí, hoy es mi segundo día de trabajo. Y trato de hacerlo lo mejor posible, así que retírese, por favor. —

Antes de que pueda responderle, una llamada entra a mi celular, es Eros. Deslizo a contestar.

—¿Dónde andas? Dijiste que estabas entrando al edificio. Los periodistas están desesperados. — dice este del otro lado.

—Mi amor, tu recepcionista, Asya, la nueva. — la chica me observa con atención y una ceja arqueada — No me deja entrar, dice que a menos que no sea periodista no puedo pasar. —

La chica me observa sin entender nada. Eros se carcajea del otro lado.

—Arreglo eso ahora, dame un segundo. —

—Aquí espero. — digo antes de colgar.

Minutos después, Eros está delante de mí y la recepcionista.

Punto ciego (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora