"Episode XVI"

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Camino de la mano de Eros por la playa mientras ambos bromeamos y reímos de cualquier cosa que se nos atraviese. Estar en Acapulco es algo que habíamos planeado hace un tiempo y el hecho de que los planes hayan cambiado y que ahora estemos aquí en nuestra luna de miel... en verdad, me encanta.

Acapulco es hermoso, y su playa de igual manera. El hotel Burdeos tiene una playa privada y solo hay personas que están hospedados en el hotel.

—Es que, Eros, su baile era bastante perturbador, de seguro algunos quedaron traumados. — comento recordando a la chica de anoche.

Anoche estábamos en el bar y una chica se subió en la barra justo frente a nosotros y comenzó a bailar de tal forma que nos hizo reír a todos.

—Ay, Lili, bailar o no de esa forma, o haya traumado o no, lo hizo muy bien. —

Al escuchar esto de mi esposo, me detengo en seco y lo miro fingiendo indignación y enfado. Mi esposo me mira con una ceja arqueada para luego carcajearse. Este, se acerca a mí y yo me alejo.

Eros me mira, me mira y alza una ceja con picardía. Oh, no. Esa mirada de Eros grita maldad, lo sé. Este corre hacia mí y yo corro, bueno, trato de correr. Ambos corremos por la orilla de la playa como locos, hasta que sucede lo inevitable, me voy de bruces.

Diosito, soy yo de nuevo.

Me quejo en el piso sintiendo molestia en mi brazo y estómago, joder.

—Lili. — escucho el grito de Eros, este se acerca corriendo hacia donde estoy.

Se agacha a mi lado intentando sentarme, pero yo me quejo, el dolor en mi brazo es intenso.

—Ay, Eros, me duele el brazo. — me quejo.

—A ver. — pronuncia revisando mi brazo izquierdo, me río, pero siento dolor, así que me quejo una vez más.

—Es el otro, mi amor. —

Este se acerca y revisa mi brazo.

—Cariño, creo que te has fracturado el brazo. — pronuncia ceñudo.

—Eso no puede ser, ay, Eros, estoy en mi luna de miel. — lloriqueo.

Eros me observa con una ceja arqueada.

—Vamos, te llevaré al hospital. —

—Cariño, no puedo moverme, me duele, creo que deberías llamar una ambulancia. — enuncio adolorida.

Y es cierto, siento un dolor tan intenso y no solo en mi brazo.

—Entiendo, nena, espera. — este se pone de pie y yo cierro los ojos mientras lo escucho hablar con un señor, creo que trabaja en el hotel.

Algunas personas se acercan a ver que sucedió, ay, no, no quiero que me vean. Poco después, llega la ambulancia y me suben con cuidado, Eros se sube y sostiene mi mano mientras vamos al hospital, al llegar, nos esperan con una camilla y un doctor de turno listo.

—Mujer de 27 años con fractura en brazo derecho y dolor abdominal. — dice rápidamente uno de los paramédicos.

Yo suspiro exhausta.

—Llévenla a la camilla 3. — dice el doctor rápidamente.

Me llevan allí y dejan a Eros en una sala de espera.

(...)

Camino por el hotel con Eros detrás mío tomando mi cintura. Dios mío. Lo que me gano por estar de tonta. Desde que salimos del hospital Eros no me ha dejado en paz. Me sacó del hospital en silla de ruedas y quería traerme al hotel en silla de ruedas también.

Punto ciego (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora