Capítulo 4: Nubeo, el amor de mi vida

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Unwritten~ Natasha Bedingfiel

Dos semanas, ese es el tiempo exacto que había pasado desde que nos habíamos liberados de los uniformes, y por si se lo preguntaban el profesor nos había puesto una nota aprobatoria por el trabajo, igual tuvimos que presentar una monografía aserca...

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Dos semanas, ese es el tiempo exacto que había pasado desde que nos habíamos liberados de los uniformes, y por si se lo preguntaban el profesor nos había puesto una nota aprobatoria por el trabajo, igual tuvimos que presentar una monografía aserca de los actos que nos llevaron a la rebelión, y eso, pero bueno al final todos salimos ganando.

En estos últimos días había hablado muy poco con Spencer, razón, había conseguido más amigos, y ya no me prestan tanta atención como la primera semana, así que me sentía bastante ignorada por su parte.

Pero poco me importaba, ni que fuera la gran cosa

Ay ¿a quien engaño?

Me molestaba mucho que no me hablara, hasta extrañaba que me diga, La chica de las nubes o Titi, y eso que odiaba esos apodós.

Está mañana Rose me había dicho que no podía ir a recogerme por lo cual, mi camino hacia el colegio fue más largo de la habitual, caminaba viendo el cielo, apreciando las nubes, por lo cual me tropecé con piedritas, con mis propios pies y casi un auto me atropella, todo eso como 10 vez, así que moraleja, miren por dónde caminan.

La cosa es que cuando llegue al salón ya era bastante tarde, por lo cual el profesor de turno me dió una regañada de madre, señor y padre santo, y con todo el mal humor que ya me cargaba, me senté al lado de Rose con mi mejor cara de no me hables o te olvidas de lo bonita que eres.

El profesor empezó a explicar algo sobre las células, la fotosíntesis y no se que más, empecé a copiar todo en mi cuaderno, aunque en realidad no están prestando atención en nada, solo finguia hacerlo.

Por el rabillo del ojo pude ver cómo Rose empezaba a guardar algunas cosas en su mochila, a excepción de su cuaderno y un lapicero.

Agarró la mochila con una mano, luego puso el lapicero en su boca, con si de un perrito con su hueso se tratará, y por último paso el cuaderno por debajo de su brazo.

—¿Que haces? —le pregunte en un murmuró.

—Me lo vas a agradecer —me guiño un ojo, se quedó viendo al profesor esperando que este se volteara y cuando lo hizo, está se agachó y se fue corriendo en cuncliyas.

¿Pero que estaba pasando aquí?

Tenía la cabeza volteada como la del exorcista, mirando lo que sea que hacía Rose, cuando sentí que alguien se sentó a mi lado, el lugar donde Rose estuve minuto antes.

Voltee la cabeza tan rápido que me dolió el cuello, y para mí sorpresa era el imbécil, estába con una mano apoyada en la carpeta sosteniendo su quijada y me miraba con diversión, tenía sobre su regazo su mochila negra y su cuaderno, tal cual Rose había hecho segundos antes, tenía el lapicero entre los dientes.

La chica de las NubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora