Capítulo 15: Fiesta del horror (Parte 1)

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Oops!... I did it again ~ Britney Spears

— ¡Ahhh! —Su grito hizo que pegara un salto de repente—

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— ¡Ahhh! —Su grito hizo que pegara un salto de repente—. Soy una porrista zombi, y me comeré todos tus sesos —hizo un sonido extraño y se me acerco directo al cuello.

—Los vampiros muerden cuellos, los zombis comen cerebros —le dije alejándola de mí.

—¡Es que yo soy una vampira zombi porrista! —exclamo volviéndose a acercar y yo la volví a apartar—. Que aburrida eres, Tati —frunció el ceño.

—Eso ya lo sabías, Rose —me encogí de hombros.

—¿De qué se supone que te has disfrazado? —me pregunto moviendo la cabeza hacia un lado e inclinándose para verme detenidamente.

—Soy un fantasma —le dije mostrándole la sábana blanca que tenía en la mano, aún no me la había puesto, todavía me faltaba cortarle dos agujeros para los ojos.

—¿¡Eso te pondrás!? —exclamo indignada.

—Si Rose, eso usaré, gracias por tu preocupación.

—No, nada de eso —se negó rápidamente—. ¡Señora Morgan! ¡Tatiana está cometiendo un crimen! —grito a todo volumen, entrando a mi casa y cerrando la puerta detrás de ella.

Mi mamá apareció de inmediato en la entrada de la sala, que colindaba directamente con la cocina, se paró frente a nosotras y puso una cara de preocupación.

—¿Qué paso Rose? ¿Qué hizo Tatiana ahora? —le preguntó.

—¿Por qué asumes que yo hice algo? —la mire con los brazos cruzados.

Las dos voltearon la cabeza de inmediato y me miraron significativamente. Bueno, esa había sido mi respuesta.

—Tatiana quiere usar esto para la fiesta de Halloween —me quito la sabana de la mano y se la entrego.

Mi mamá la tomo entre sus manos y la analizo con detenimiento.

—¿Esta no es la sábana que usamos para cubrir el sofá? —me pregunto directamente con una ceja enarcada.

Y yo solo pude emitir una risa nerviosa—. Puede que quizás si sea esa...

—Ay Tatiana, no puedes usar esto, es un crimen para las fiestas de Halloween. Ya te prestaré uno de mis tantos disfraces —afirmo, Rose al escucharla solo soltó un gritito ahogado y la siguió dando saltito hasta su habitación.

Renuente, las seguí por el pasillo hasta entrar al cuarto de mis padres que quedaba al final de este. Era una habitación bastante simple, una cama matrimonial en el centro junto con dos mesitas de noche, una repisa llena de libros y cuadros, y al lado un armario grande frente al tocador lleno de maquillaje y joyas de mi mamá.

—¡Wow! ¡Tiene más cosméticos que la vez pasada! —exclamo Rose acercándose al tocador y viendo los diferentes tonos rojos de pintalabios que tenía mi madre.

La chica de las NubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora