El invierno de 1850 fue uno de los más crudos para la joven Claudette. Su madre, víctima de una grave enfermedad se rindió ante la muerte y la Tía Emily accedió a darle cobijo en su casa. Claudette empieza a reconstruir su vida en casa de su tía, pe...
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Durante toda mi vida he estado conviviendo con cinco hermanos bajo el mismo techo. Cinco. Todos hombres.
Como comprenderás, ha sido difícil para mi perseverar mi lado femenino, aunque mi madre se aseguró de que no fuera más bruta de lo que ya era. Ella tenía mi vida entera planeada, aunque las cosas tomaron un rumbo distinto.
Con tantos niños, fue complicado para mis padres mantenernos a todos, por lo que enseguida nos pusimos a trabajar en la granja de mi padre. Así es. Soy granjera y no me avergüenzo de ello. Claro que he tenido una educación. Se leer y escribir, aunque mi grámatica no es muy correcta que digamos y los libros no abundan en mi casa.
Nuestra casa está situada en las afueras, por lo que no conozco a muchas chicas de mi edad. De hecho, nunca he tenido una mejor amiga. Pero he tenido cinco mejores amigos.
El más mayor se llama Richard y tiene exactamente veintitrés años. Está prometido a una jovencita del pueblo que a menudo anda por nuestra casa y parece bastante feliz. Es el más educado de todos aunque cuando le apetece, puede ser igual de cochino que los demás. Benjamín es el siguiente. Con veinte años no ha hecho absolutamente nada que te pueda interesar. Es el gracioso de la familia y se junta siempre con Richard. Nunca me deja hacer lo que yo quiero, argumentando que es de los mayores de la familia y por lo tanto tiene autoridad sobre mi.
William tiene dieciocho años y es el más inteligente de la familia. Mi padre tiene planteado un gran futuro para él y es el que menos tiempo pasa en la granja. Siempre lo encontrarás estudiando y aprendiendo sobre la medicina.
Mike y yo tan solo nos llevamos un año. Él tiene diecisiete mientras que yo tengo dieciséis. Es con quién mejor me llevo y durante muchos años compartimos habitación. Lo se absolutamente todo sobre él y lo mismo se aplica del revés.
El más pequeño es John, que tiene catorce años y es el que siempre se salva de todos los castigos. Mamá le tiene un aprecio especial que no logro comprender. Siempre lo ha tenido en un pedestal pero solo yo se verdaderamente como es.
Me gusta mi vida. Claro que mejoraría algunas cosas, pero soy feliz y eso es lo que cuenta, ¿verdad?
***
-Julie, para la mesa. - me ordenó mi madre.
-¿Y por qué no puede hacerlo John? - me quejé, haciendo una mueca que no resultó ser para nada graciosa.
-¡Estoy haciendo algo productivo! - gritó John desde otra habitación.
-¿Te estás tirando pedos? - le respondí a gritos al igual que él.
-¡Julie! No consentiré este vocabulario en una jovencita. Para la mesa ahora mismo.
Solté un bufido y empecé a sacar los vasos de los armarios de la cocina, dejándolos de forma bruta encima de la mesa. Mi madre decidió no protestar y en cambio, se dedicó a parar la mesa. Nunca le dije esto a mis padres, pero estaba en contra de que yo tuviera que hacer las tareas de la casa. Mis hermanos nunca movían ni un dedo al igual que mi padre, pero nosotras dos siempre estábamos en la cocina.
