24. Un secreto demasiado terrible

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El rayo de sol iluminaba mi rostro cuando mis ojos se abrieron y observaron con desconcierto la habitación en la que me encontraba

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El rayo de sol iluminaba mi rostro cuando mis ojos se abrieron y observaron con desconcierto la habitación en la que me encontraba.

Los recuerdos de la noche anterior vinieron de golpe y posé mi mirada en la joven que reposaba tranquilamente a mi lado.

Una sonrisa asomó por mis labios y volví a acostarme, acercándome más a Julie para que la calidez de su cuerpo llegara al mío.

Me encontraba verdaderamente feliz. Jamás hubiera imaginado que los acontecimientos de la noche anterior se harían realidad y cuando pensaba en la posibilidad de que Julie pudiera saber lo mucho que me gustaba, no podía evitar que mis respiraciones se alteraran. Pero las cosas habían cambiado cuando confesó todo lo que había estado guardando por días.

Te quiero. Te quiero, te quiero y te quiero, y no estoy avergonzada de gritarlo a los cuatro vientos. Cuando cierro los ojos, en mi mente veo tu precioso rostro y el cabello rojizo que es capaz de acelerar mi corazón a una velocidad que jamás pensé posible. Y si me fui, fue para olvidarte. Y si he vuelto, ha sido porque no he dejado de recordarte. Te quiero mucho, Claudette White. Puede que esté mal, pero a estas alturas, me es completamente indiferente.

Me sentía un tanto asustada al darme cuenta del poder que tenía ahora Julie sobre mí. Una palabra de odio estrujaría mi corazón hasta que se rompería en mil pedazos y causaría una gran desdicha dentro de mí. El agujero que había sentido cuando mi madre murió y que aún me golpeaba a veces se abriría de nuevo.

Sin embargo, unas palabras de amor silenciarían mis dudas para siempre. Tenía que asegurarme de que no había utilizado mi cuerpo para obtener la satisfacción y el placer que deseaba. Tenía que asegurarme de que la confesión de Julie seguía siendo tan cierta como la noche anterior.

Mi mano temblaba de forma descontrolada por los nervios que me asaltaban en aquellos momentos mientras acariciaba con suavidad el cabello de Julie.

La joven soltó un suspiro de felicidad y decidí que lo mejor que podía hacer sería dejarla dormir. Sin embargo, pareció ser que ya estaba despierta, ya que se dio la vuelta para quedar frente a mí y me contempló con una bella sonrisa.

-Buenos días... - dijo con la voz un poco ronca por el sueño.

-Buenos días. - le respondí, aparentando estar perfectamente bien, aunque la voz me falló en el último segundo.

La expresión de Julie cambió de inmediato y se incorporó apoyando sus codos en el colchón.

Su ceño se encontraba un tanto fruncido mientras inspeccionaba mi rostro con esperanzas de encontrar algo fuera de lo normal.

-¿Te encuentras bien?

Tuve la tentación de asentir y dejarlo todo como estaba, pero no pude. Necesitaba respuestas, necesitaba saber si la noche que habíamos pasado juntas había significado algo para ella.

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