Cita verdadera

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Unos grandes ojos azules miraban asustados por un agujero de la maleta en la que estaba siendo transportada, la luz del día.

Por el contrario, un rubio pasaba la entrada del instituto jalando el equipaje que nadie imaginaba llevaba una persona dentro, totalmente confiado.

Había sido un genio cuando se le ocurrió aquello.

Su confianza se desvaneció como agua entre las manos al ver que tenía que subir las muchas escaleras junto con su protegida.

-Auch.

Se quejó la chica de la maleta al subir el primer escalón, sintiéndolo impactar justo en su costilla.

-Perdona Malenette.

Susurró el joven sabiendo que no iba a ser posible subir y que Marinette permaneciera con sus costillas intactas.

Miró pasar a la mejor amiga de su maleta y sonrió llamándole.

Sin notar la mirada asesina de Alya sobre su ser, el ojiverde le pidió ayuda para subir las escaleras con su carga extra, estando a punto de gritarle sus verdades hasta que escuchó como él equipaje del delatador que la había hecho huir de una multitud de chicos disfrazados de árboles, sabía su nombre.

-Adrien ¿Por qué llevas a Marinette en una maleta?

Le preguntó algo asustada reconociendo la voz de su amiga, pensando lo peor de primera instancia.

El ojiverde negó riendo nervioso.

-No es lo que parece.
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Ya en el salón de clases y tras la persecución innecesaria que Alya había hecho en la mañana, cuatro reconciliados amigos se encontraban conversado juntos vanalmente.

Un olor parecido al azufre inundó el lugar, sintiendo azules y verdes una presencia maligna y un escalofrío de terror recorrerlos.

Era como si algo muy malo estuviera cerca de ellos.

-¿Entonces tendrás una cita verdadera?

Habló Lila apareciendo a sus espaldas, provocando que Adrien saltara del susto.

-Atrás satanas.

Gritó sin pensarlo antes de hacer signos de cruces y correr detrás de Marinette, refugiandose.

La mitómana solo rodó los ojos esperando la respuesta de la ojiazul, quien estaba pensativa.

Sabiendo bien que no iba a tener la oportunidad de hacer trampa esa ocasión, la chica se apuró a seleccionar al indicado.

Miró a la ventana y negó observando lunáticos necesitados. Miró su costado y volvió a negar.

¡Sus opciones eran bastante limitadas!

Adrien sonrió al ver como la chica giraba su cabeza donde él y hablaba.

-Max, hoy tendremos una cita.

La única meta del rubio en ese momento,  era no llorar.

El mencionado por la chica miró asustado como había sido elegido entre todos, quejándose.

-¿Y yo por qué si soy asexual?

Exclamó antes de regresar la mirada en donde estaba y temblar de miedo al ver el rostro del rubio.

¿Acaso eso era iluminación dramática a media mañana?
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Ni el fresco viento que comenzaba a correr enfriaba los pensamientos del modelo.

Sus ojos sólo estaban postrados en los dos chicos que se encontraban saliendo de la escuela con incomodidad.

-¿Nos tenemos que tomar de las manos?

Preguntó la azabache mientras Max le enviaba a Sabrina un mensaje en codigo morse con ayuda de sus parpadeos, para después negar

-No, porfavor no.

Suplicó cruzando sin querer la mirada asesina del chico una ocasión más.

¿Por qué Adrien lo odiaba tanto? 
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Marinette y Max se encontraban en una heladeria comiendo y jugando un juego en su celular .

-Sabes, enserio me estoy divirtiendo.

Le dijo el moreno mientras cada quien comía de su helado, bastante entretenidos.

-Yo igual, perdona por arrastrarte a esto, no quería tener una cita romantica con nadie.

Le dijo sinceramente pues aquella cita había sido amistosa. Bastante agradable.

Una pregunta por parte del Moreno hizo a Marinette sonrojar.

-¿Por qué no le pediste a Adrien que viniera contigo? Se nota que el es tu persona favorita.

Ella girando su cabeza evitando que su sonrojo se notara, contestó nerviosamente.

-Ya me ha apoyado lo suficiente, no quiero cansarlo.

Y clavó su mirada al juego mientras el apagaba la grabadora de voz que tenía en su bolsillo.

-Si tu lo dices.

A lo lejos un chico rubio miraba con furia como aquel friki-chaparrito sonrojaba a su Marinette.

¿Por qué sentía que la ira lo carcomía?
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El momento de la despedida llegó y cada uno se fue a su respectiva casa.

Con extrañeza la chica miró a quien se había encontrado por "casualidad" en la acera.

Ni pudo saludar bien al Agreste cuando este la tomó de los hombros mirándola a los ojos.

-¿Puedo ser yo el siguiente que te acompañe a una cita?

Le preguntó algo sonrojado de haberle hecho caso a su impulso, a lo que ella contestó.

-Me encantaría que me acompañaras mi casa.

Le dijo con una sonrisa a la cual el correspondió.

Y así se fueron lado a lado chocando hombros, hasta que el chico reunió el valor para tomarla de la mano, por lo que restaba de camino.

Esa había sido la mejor decisión de la semana para el y esa había sido lo más parecido a una cita verdadera para ella.

Continuara...

No recuerdo dónde vi que al parecer Max era asexual, así que decidí ponerlo de esa manera.

Ojalá les haya gustado mucho el capítulo.

En fin, disfruten.

Pureza LabialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora