Después de que alguien misterioso reinstalara el viejo chismógrafo escolar, todos se dieron cuenta de que quedaban muy pocas chicas que seguían sin haber besado a alguien, entre ellas Marinette.
La noche cayó sobre los hombros de dos héroes que hacían una carrera para ver quién llegaba primero a la punta de la Torre Eiffel, haciéndose trampas entre risas y jugando como si estuviesen pequeños.
Ella llegó primera y jadeando de cansacio se dejó caer sentada, mirando como él se sentaba a su lado de la misma manera, aún riendo.
-Tal vez ahora podamos besarnos si estamos transformados.
Dijo de la nada haciendo que la azabache le mirara con una sonrisa, acercándose y sentándose frente a él en posición de flor de loto.
-Tiene sentido, las últimas veces que nos besamos fueron transformados. Solo así se romperá la maldición.
Entonces el chico tomó sus manos y entrelazó sus dedos con los de ella poniendo sus manos a la altura de sus muslos mientras se iban acercando poco a poco, seguros de que esa iba a ser la definitiva. Entonces finalmente ambos sintieron que sus labios tocaron algo, una textura de ¿látex?
Abrieron los ojos y había una mano entre ellos. Miraron a su costado y vieron que se trataba de la mano de la sonriente Lady Bug del futuro ¿QUÉ PROBABILIDAD HABÍA DE QUE PASARA ESO?!
-Ups, abrí el portal donde no debía. No importa, hola mini yo, te necesito para una misión urgente.
La adolescente Lady Bug la miró con frustración, ignorando la iluminada mirada de su novio que las veía a las dos extasiado.
-¡¿Es enserio?! ¿Tanto tiempo y decides poner tu mano justo aquí?
Reclamó levantándose con enojo mientras que la adulta daba una sonrisa entre enternecida y maternal al verse nuevamente pequeños.
-No te preocupes mini-Chat, cuenta hasta tres.
Le dijo al héroe que sin dudarlo asintió. Uno, dos y tres y un portal se abrió a su costado mirando salir de él a una agotada Lady Bug que se sentó en la orilla de la torre, recostandose sobre el regazo del rubio que escuchaba con atención el relato de cómo había sido la distracción de un calamar akumatizado.
Aún en eso el héroe acercó sus labios para darle un beso reconfortante pero sus cabellos se erizaron de la nada, siendo electricidad estática. El ojiverde lo analizó micro segundos antes de entenderlo todo y sin pensarlo la tomó de la cintura para lanzarse junto con ella lo más lejos de la torre.
Estaba por caerles un Rayo. - . . .
4:28 de la mañana y Marinette transformada entraba a la habitación del rubio, tocando su hombro con lentitud para no asustarlo.
-Adrien, perdón por venir, soy Marinette.
Le dijo y este se removió un poco antes de abrir los ojos y mirarla.
-¿Pasó algo?
Dijo estando por levantarse de golpe al mirar a la heroína pero ella lo detuvo.
-Nada malo.
Dijo pero él solamente abrió un cajón de su buró y de él sacó discretamente una menta, segundos antes de jalarla con él dentro de las colchas.
-En ese caso duerme conmigo.
Ella sonrió abrazandolo, no evitando acomodarse en aquella cálida cama que le parecía de lo más deliciosa.
-Me encantaría pero no vengo a eso. No quería despertarte pero...
-Que bueno que no querías, te imaginas si hubieras querido.
Dijo Plagg interrumpiendo pero los dos le miraron de reojo con indiferencia, siguiendo con la ley del hielo que ganó al haber interrumpido su beso dos días antes.
-Esque el autor está en la escuela. A esta hora. Ni siquiera el vigilante o el director están a las 4 de la mañana en la escuela.
Le dijo mostrando su yoyo pero él en cambio los tapó hasta la cabeza con su blanca sábana y se puso encima de ella, con un sonrojo inminente, poniendo a prueba una teoría que llevaba tiempo pensando.
-¿Adrien?
Le llamó la ojiazul sintiendo su aliento a menta chocar con su mejilla. Él le dio una sonrisa reconfortante, posando un dedo sobre sus labios y con ternura cerró sus ojos que lo miraban cristalizandose suavemente con el toque de las yemas de sus dedos, antes de acercarse con lentitud y acariciar su labio superior con el suyo, sabiendo ambos que finalmente iba a suceder. Sin pensarlo el chico juntó sus labios de lleno y la besó, finalmente sus labios se besaron.
Sintieron sus pieles volverse chinitas mientras sus labios se deslizaban, el calor de sus mejillas aumentaba y un remolino de sensaciones, emociones y hasta colores los llenaba.
Ella enredó sus piernas en el torso del chico y sus manos pasaron su cabello mientras las de él pasaban su espalda y cintura, ignorando como quedaban clavados plumas y lápices sobre la sábana, que se suponían debían interrumpir sus besos.
Ambos se miraron y sonrieron como bobos mientras que con ternura y deseo volvían a unir sus labios, rodando por toda la cama, sintiendo los golpes de varios discos y objetos que no se preocuparon ni en mirar. Y nuevamente, el asunto del autor quedaba olvidado, pero al menos, por fin se habían besado.
El universo no quería que se besaran, pero menos quería que descubrieran a los autores del chismografo.
Continuara...
El universo trabaja de lunes a domingo de 7 a.m. a 1 a.m. JAJSJSJSJ.
Bueno finalmente se besaron los pobrecitos JAJSJSJS no saben cuanta gracia me dieron.
Foto random de la buena suerte
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