Simple

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¿Y si Sabrina era la autora?

Esa pregunta le duró en la cabeza lo mismo que los kwamis tardaban en destrozar su cuarto si tenían hambre; Kagami le había enviado un tumulto de mensajes y no quería perderse en la conversación. Ese mismo día, las chicas habían quedado en tener unas lecciones de esgrima pues para la esgrimista, esa era una compensación por haberle quitado su lugar en el equipo de esgrima.

Además de otras cosas, la chica le había comentado que había hecho un amigo nuevo por si sola, un hecho que ambas celebrarían como era debido.

El tema de Sabrina se le terminó de olvidar al ver a Adrien salir de un examinado médico, con una sonrisa levemente cansada y partiendo una gran galleta que probablemente la doctora le había regalado, extendiéndole una mitad.

-Dice que estoy perfectamente bien.

Le dijo sentándose en la silla siguiente a la suya, escuchándose un suspiro de alivio de la azabache.

-Eso es excelente.

Le dijo antes de masticar la galleta y notar como el rubio le miraba con duda.

-Eso significa que nuestros planes para la tarde siguen en pie ¿verdad?

La azabache al escucharlo intentó disimular que casi llegó a olvidarlo. Con todo lo sucedido, sentían que habían pasado días en lugar de horas.

-Cierto, cierto ¿un helado?

Preguntó y Agreste estuvo por responder cuando de repente, un gran jadeo de emoción se escuchó a sus costados. Un chico que iba entrando a la enfermería, los señalaba estupefacto.

-¡Marinette! ¡Ah! ¿Te gustaría salir conmigo hoy?

Ambos dieron un brinco ¡¿De dónde rayos había salido ese sujeto? La mencionada negó y estaba por hablar cuando sintió los brazos del rubio enredarse en su cintura. Por obvias razones el habla y cualquier pensamiento se le fue, sabiendo que si intentaba emitir cualquier sonido, este saldría en forma de tartamudeo o chillido.

-Lo lamento, pero ella ya va a salir conmigo hoy.

Dijo con una sonrisa ganadora y la azabache asintió con las mejillas quemandole de tan calientes que las sentía. Extrañamente su semblante se mantuvo tan sereno como su autocontrol le permitió.

-¿Y mañana?

La voz insistente y aguda del chico volvió a escucharse y la ojiazul negó sin emitir sonido alguno, haciendo esfuerzos enormes para tranquilizarse mientras que, ya con más confianza, pasaba su brazo por la espalda del rubio a modo de abrazo. Aún viendo eso, el contrario propuso cuatro fechas más.

-¿Y pasado mañana? ¿Y el miércoles? ¿jueves? ¿viernes?

La azabache negó a cada pregunta, decidiendo que era momento de hablar al ver que estaba por proponer una quinta fecha. Entonces con la mayor de las calmas, la más dulce de las voces salió de la boca de Marinette.

-No pienso salir ni contigo, ni con ninguno de tus descerebrados amigos, y yo en tu lugar no les avisaría que me encontraste aquí porque no terminarías con la nariz recta.

Terminó de decir con voz tan impacible y dulce que desentonó por completo con el destello rojo que el sujeto aseguró haber visto en sus azules ojos. Tras eso ella se encogió de hombros y abrazada al chico salieron los dos de la enfermería, dejando a aquel chico inmóvil. Desde ese día aprendió a no acosar a las chicas.

-Vaya, era así de simple.

Dijo sonriente antes de empujar por la cara a un tipo que se había lanzado a robarle un beso. Un día normal para Marinette y Adrien.
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Parecía haber pasado mucho tiempo pero para sorpresa de ella, apenas iban a ser las 10 de la mañana. El par sentía que ya había pasado suficiente por ese día, sin embargo aún faltaba más de la mitad de la jornada escolar por terminar. Adrien se reincorporó a las clases y su padre pidió que si no había complicaciones en su estado de salud, se quedara incluso también para esgrima.

Gabriel tan cuidadoso con su hijo como siempre.

En cambio el hijo, cada vez que podía giraba donde Marinette y le recordaba de su cita. Cada vez que se la cruzaba lo hacía y ella no hacía más que sonreír.

Ese día había comenzado feo, pero sabía que se iba a arreglar en cuanto caminaran tomados de las manos en dirección a comer un helado.

Continuara...

Hola ¿cómo están? Yo más cansada que nunca. Que más puedo decir, estudiar es difícil y aún más medicina.

Ojalá les haya gustado y espero perdonen mis errores ortográficos y de redacción, pero siento que ya hasta se me están cerrando los ojos. Mañana lo checo mejor.

En fin, disfruten.

Pureza LabialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora