¡¿Disculpa? No escuché!

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Unas coletitas azabaches ocultas por una bolsa de papel, caminaban en dirección al salón de clases, guiadas por un rubio ojiverde.

A pesar de todo lo sucedido, Marinette sentía que estaba en un sueño feliz.

¿Por qué? Simple. Llevaba mucho tiempo tomando la mano de Adrien.

Si su mamá no la obligara a bañarse, Marinette no se lavaría su extremidad superior derecha denuevo.

Adrien en cambio, solo lo hacía para que no tropezara.

Si de por si solo era necesario oxígeno para que Marinette tropezara, no quería imaginarse las caidas que podrían sucederle a la ojiazul mirando su entorno a traves de pequeños agujeros en una bolsa de papel.

Mientras recorrían para nada sospechosamente (de puntitas y encorbados) el pasillo, un grupo de jovenes se acercó rápidamente a ellos.

El par se quedó congelado, pensandose descubiertos.

-Hey Adrien, Hey Bolsa ¿Por qué caminan así?- Preguntó uno de los chicos al duo que ya estaba listo para correr.

Verdes y azules suspiraron aliviados.

Al parecer había sido ignorada la identidad de la chica bolsa.

Adrien a pesar de eso, se sintió intranquilo, entrando en pánico y comenzando a brotar nerviosismo por cada poro de su piel.

Juntarse demasiado con Marinette si le afectó levemente.

El chico intentó contestar, pero ninguna excusa le llegó a la cabeza.

-Esque teng... TENEMOS, quise decir tenemos...

Balbuceó el chico nervioso, tratando de ganar tiempo, no sabiendo aún que contestar.

¡Tenía la mente más en blanco que la pureza labial de Marinette!

Dirigió su mirada a los alrededores buscando un poco de inspiración para su excusa, hasta que algo captó su atención por completo.

Era Nino que corría con desesperación al baño, seguido por Alya quien contaba los segundos que el moreno había tardado en llegar al baño tras haber comido un sandwich de hacía 7 días.

-Tenemos... ¿Diarrea explosiva? Si, ¡TENEMOS DIARREA EXPLOSIVA!

Exclamó sonriente el ojiverde, después de ver como todos los chicos que estaban en el baño, salían expulsados por el olor que las necesidades de su musa excusadora había provocado.

El par, a travez de los agujeros de la bolsa se miraron en una complicidad nerviosa.

Había sonado creíble ¿Verdad?

Los 7 jovenes agenos a lo que sucedía en realidad, se miraron entre si y sonrieron comprensivos.

-Ah, solo era eso. Pensamos que era algo peor- Dijo uno de los chicos tranquilo.

-Si, sobre todo por la expresión de pánico de Adrien- Dijo otro más.

El par sonrió satisfecho al darse cuenta que en efecto, había sonado muy creible.

Eran todos unos maestros del engaño.

Tiembla Lila. Tiembla.

-Por cierto ¿Han visto a Marinette?

Un escalofrio de terror recorrió a ambos al escuchar la pregunta de aquel chico, haciendolos caer duramente de su nube.

El rubio no pudo articular palabra alguna, formando un silencio incomodo.

Pureza LabialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora