𝟒𝟗 | 𝐌𝐀𝐑𝐌𝐎𝐋𝐄𝐀𝐃𝐎

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marmoleado ❞


La tienda de regalos es más grande de lo que creí, y las paredes rojas hacen resaltar todos los objetos dorados, perlados y blancos de aquella sala. Mis ojos se posaron en la zona de cofres, de diferentes tamaños y formas, que se ven carísimos y muy delicados. Recuerdo la imagen de aquellas mujeres sentándose frente a un ostentoso tocador, mientras empolvaban sus mejillas, y todo en la mesita parecía relucir. Río internamente, para luego ver los joyeros y finalmente, la curiosidad me ganó y abro uno de ellos. La melódica música sonó de este, y una pequeña figura de bailarina, blanca, comenzó a girar lentamente. Una cajita musical, una bonita decoración.

La entrevista ya había terminado y solo paseaba por el mostrador. Hay una chica rubia, sus cabellos son bellísimos, que camina en medio de la tienda, con una bolsa de compras y finalmente sale.

En la entrevista me preguntaron por mis horarios, ya que soy estudiante universitaria y cosas del mundo adulto, recalcando que ya lo soy, que aún me costaba aprender. Acepté todas las condiciones, y obtuve el trabajo de asistente a partir de mañana, que será la primera clase instructiva. Antes de despedirme de Julia, ya que así se llama la dueña del lugar, le pregunté por el precio de esa vanidosa caja musical. Tras decírmelo, me quedo boquiabierta sin querer.

—Es la más linda de su clase. El precio es abrumador —confiesa—. Pero lo vale. Solo tengo tres de esas. Son italianas ¿Te gustan?

—Es preciosa... Como para un regalo de bodas.

Recuerdo haber tenido una pequeña caja musical. Una que me regaló mi padre, sorprendiéndome tras llegar del trabajo. Tenía cerca de ocho años y me gustaba guardar mis dientes de leche entre los pequeños cajoncitos. Y, aunque la música con el tiempo sonó terrorífica, amé ese regalo. Esa caja, del tipo joyero, es más elegante, con sus tonos perlados y suaves dorados, con su rebosante esplendor.

Me despido de Julia, separando la caja musical con un monto de dinero que tenía guardado en la tarjeta. Pronto, tras ver mi celular, me percato que son las nueve y cincuenta. Acomodo un poco mi abrigo mientras mis dedos juegan con las monedas del bolsillo, pensando en comprar una botella de agua. Tras girar la esquina, veo que la línea de autobuses que suelen pasar por la avenida cerca a mi casa, tienen un paradero cerca; una buena opción de ida si es que se me hace tarde para el trabajo. De pronto, uno de los buses se detuvo y de este comenzaron a salir algunas personas. Me hice a un lado, para seguir con mi camino, sin embargo escucho a alguien llamarme. 

Volteo y rápidamente pude ubicar a quien me llamaba. Hanji Zoe me saluda agitando la mano mientras corre hacia mí. Levanto mi mano también, dispuesta a saludarle.

—Vaya, nunca pensé encontrarte por aquí —dice con una de sus amplias sonrisas.

Lleva suelto el cabello, ha cambiado la montura de sus lentes a una un poco más delgada, y tiene una mochila que se ve pesada detrás. Por un momento, pienso en que no la veía desde hace tiempo. Aún así ella se veía feliz de verme.

—¡Ya casi no te veía! —exclama mientras me abraza de lado. 

—¿Recién regresas de la universidad? —pregunto. Comenzamos a caminar otra vez en la dirección a la que voy.

—¡Sí! Y por desgracia, no podíamos salir hasta que se acabe la reunión de profesores en el auditorio. También perdí mi liga de cabello por ahí, por eso me veo muy despeinada —. La de cabellos castaños sacude un poco su cabello —¿Y tú? ¿De compras? —me pregunta con curiosidad.

𝐘𝐎𝐔'𝐑𝐄 𝐒𝐎 𝐂𝐎𝐎𝐋 ✶ Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora