𝟒𝟔 | 𝐄𝐋 𝐌𝐈𝐄𝐃𝐎 𝐄𝐒 𝐆𝐑𝐈𝐒

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el miedo es gris ❞


Mi primer beso fue uno que se considera indirecto, quizás ente los 14 o 15. Los siguientes a esos los olvidé o quizás nunca los tuve, o solo no los quiero recordar. No me agrada la vista borrosa que mantengo y tampoco el pequeño dolor de cabeza. Estoy segura que alguien me sostiene las mejillas mientras siento arder todo alrededor. Fue un choque muy extraño: el frío de la vacía avenida y mi calor interno, especialmente en la cabeza. No recuerdo mucho más, se escucha incluso más fuerte You killed me on the moon, de BLOW, lo que me provoca extrañeza puesto que creía que solo pondrían música de aquellas épocas que ya no volverán y eso me hace pensar en qué hora es exactamente. Mis manos se colocan en los hombros del contrario, ejerciendo una leve presión al sentir la profundidad de su beso y, al alejarse nuestros labios, me siento en una neblina total cuando aún frota sus dedos calientes por mis mejillas y roza mi cuello.

—Llévame dentro —digo, seguro que balbuceo, sintiendo aún el sabor del licor entre mi lengua y labios. Él sigue mirándolos como si estuviese perdido, y yo parpadeo muchas veces como si eso me fuera a ayudar a recordar más adelante.

Solo sé que él se levantó mientras murmuraba algo que no comprendí y me toma de la mano ahora. Seguramente le dije al oído lo mucho que me apena entre risas nerviosas. Él solo me mira y sonríe como solo las personas ebrias suelen hacerlo —una leve mueca que asemeja a una sonrisa perezosa—, entonces, en medio de esta, las luces azules comenzaron a cubrirlo y la oscuridad del lugar me abraza a mí cuando aprieta mi mano, sosteniéndome entre toda la gente y yo solo contemplando su nuca. El sonido del bajo entre todas las guitarras y la batería, me hace abrir los ojos por tiempos, pero BLOW sigue sonando en mi cuerpo también y tengo el presentimiento de que, si vuelvo a escuchar esta canción, recordaré esta escena, donde yo parezco tener una ceguera metafórica y el hombre frente mío es mi lazarillo. La sensación fue cálida cuando recuerdo esa sonrisa que vi tantas veces, pero ahora no recuerdo un rostro exacto.

Entonces algunas personas nos rodean y los reconozco por la voz: Petra se ríe muy fuerte cerca a mi oreja y huele bastante a alcohol. Mis manos se sienten libres y miro hacia ambos lados buscando a quien me trajo hasta esta zona, Farlan. Veo a Nanaba levantarse de su sitio, Mike va tras de ella y se pierden entre las sonrisas y los movimientos de los chicos y chicas. Gunther me mira y se acerca a mí con una sonrisa, mientras me pregunta dónde había estado, casi gritando debido a la música. 

—Fui a tomar aire —contesto aunque dudo que me haya escuchado. Se ve tan sobrio, como si ahora estuviese cuidando cuanto bebía y entonces me sentí imprudente, y luego cuando vi a mi amiga agarrándose de mí al instante Gun fue a ayudarla. 

—Vamos a llevar a Petra —me dijo mi amigo mientras palpa mi hombro al verme mirando los vasos y asientos vacíos. Ymir aparece un poco despeinada, pasándose el pulgar por los labios, quitando el resto de labial que le queda mientras me mira con sus ojos del color de las avellanas y, medio burlona, se acerca a mí diciendo en voz alta:

—Pareces una adolescente asustada, ¿Qué pasó? 

—No lo sé. No sé qué me pasó... No sé qué me pasó... —digo mientras le sonrío.

La morena mira a Petra y suspira, mientras marca en su celular a Nanaba. Quería despedirme de Isabel, Farlan, Eren y Jean, pero ya me veo a mí misma caminando hacia la salida principal. Soy la última en salir, procurando seguir al grupo y vigilando que Petra no se caiga para atrás. 

—Voy a pasar la resaca en casa de mis padres. Ymir las llevará a casa si no encuentra a Nanaba antes—dice Gunther, algo que ya nos lo ha dicho antes. Él detiene un taxi, se despide de mí, chocando los puños y revolviéndole los cabellos a Petra, para después decir un nos vemos, en general. Por otro lado, la pecosa está sobria. Ha bebido unas cuantas copitas y no le afectaron. La de cabellos naranjas se sujeta del brazo de la más alta. El viento mueve nuestros cabellos y un poco de la falda de Petra. De pronto, me sorprendo de ver a Jean pegado a la pared del lugar, justo al lado del póster promocional de una película y bajo el pequeño foco de luz.

𝐘𝐎𝐔'𝐑𝐄 𝐒𝐎 𝐂𝐎𝐎𝐋 ✶ Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora