𝐎𝟗| 𝐀𝐁𝐑𝐀𝐙𝐎𝐒 𝐘 𝐂𝐎𝐍𝐅𝐄𝐒𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒

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 abrazos y confesiones 


—La pasé bien... Claro, omitiendo el vómito de mi amigo en mi camiseta...

Farlan está riéndose de mi desgracia. Se supone que ahora debería estar recriminándole el hecho de que se esté burlando de lo que sucedió. Pero, lamentablemente, también me estoy riendo. Ambos cruzando por las líneas blancas en la pista. Él decidió hace unos segundos acompañarme hasta una de las calles, pues también va por allá.

—¡Qué loco! Yo, en cambio, después de la fiesta, fui con unos amigos a comer en un puesto de comida rápida.

—¡¿Comer?! Yo vi un montón de comida en casa de Hanji.

—No fue suficiente —ríe —. Bueno, después de beber, siempre me da un hambre voraz —. Y entonces vi sus bolsas, no me he dado cuenta de lo que ha comprado cuando estaba en la tienda, pero, después de que me dijo aquello, vi que tenía galletas rellenas de crema y una bolsa de frituras. Sonreí y tapé mi boca con una mano. Farlan lleva por mí la tarta de fresa que compré.

—¡Y te mantienes bien! Qué suerte tienen algunos.

Él ladeo la cabeza, mostrándome una sonrisa algo coqueta. A lo que yo reí, recordando su naturaleza algo bromista.

Caminamos unos tramos más hasta que él se detuvo.

—Oh, hasta aquí llego. Allá están mis amigos esperándome. —dice mirando hacia la derecha, donde está un poste de luz. Tres personas están allí charlando. No vi muy bien, pero me pareció que eran dos chicos y una chica.

—Entonces, ¡Adiós! Te veo en el campus el lunes, _______.

Extendí mi mano para que él dejara la bolsa que contenía la caja del postre.

—Claro. Adiós, Farlan —. Lo vi irse luego de que despeinara levemente mi cabello. Seguí mi recorrido por la acera. De seguro a Petra le encantara la tarta de fresa, recuerdo que antes no le gustaba mucho, pero bueno, uno nunca sabe y cuando la probó por segunda vez luego de un tiempo, le gustó. Y a Gunther, como decirlo, Gunther come de todo.

Sentí que me tocaron el hombro, o, mejor dicho, me tocaron el hombro con una galleta.

—Perdón, olvidé darte un paquete.

Farlan parece haber corrido para alcanzarme. Miro sorprendida el paquete de galletas.

—¡Ay, que lindo eres! ¡Gracias! —respondí mientras agarraba la galleta. El rubio se limita a mirarme.

—Ahora si me voy —dijo en tono divertido, por mi parte me quedé mirando el pequeño regalo.

El sol parecía brillar más entre un restaurante y una casa, en un pequeño callejón iluminado y lleno de plantas, ya que por ahí se me hacía más fácil llegar a casa de Petra, en vez de rodear el restaurante. Y allí está, la casa de mi amiga de cabellos naranjas. Apresuré el paso hasta llegar a las rejas, llegando a ver la casa estilo americana, con un mini patio delantero protegido por estas rejas y muchas flores. Coloqué lo comprado encima de un pequeño muro de cemento para poder sacar el celular de mi bolsillo y decirle a Petra que me encuentro afuera.

De paso, me atreví a mandarle un pequeño holaa al número de Levi. Dudé mucho antes de enviarlo. Me mordí el labio un poco nerviosa. Mi celular vibró, un nuevo mensaje de Petra.

𝐘𝐎𝐔'𝐑𝐄 𝐒𝐎 𝐂𝐎𝐎𝐋 ✶ Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora