Una propuesta indecorosa (Parte 2)

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- Adelante- dijo Remus destrabando la puerta, nuevamente efectuando un hechizo sin usar su varita. Al instante entró Severus Snape al aula- lo siento, Severus, cerré para no tener interrupciones mientras corrijo estos trabajos.

Snape miró el montón de pergaminos desordenados que yacía sobre el escritorio de su colega, quien se veía algo inquieto.

- Por error me llegó esta carta- dijo Snape extendiéndole un sobre a Remus- supongo que debido a tus constantes ausencias los del Tribunal de Exámenes Mágicos creen que yo soy el profesor titular de DCAO en Hogwarts...

Era obvio el desdén en sus palabras.

- Gracias, Severus- contestó Remus con cortesía, ignorando el malintencionado comentario de su colega- ahora si me disculpas, seguiré trabajando...

Y miró hacia la puerta, indicándole sutilmente a Snape que debía retirarse. El jefe de Slytherin se dio la media vuelta sin decir más, su capa negra ondeando tras él. Remus se levantó para asegurarse de que realmente se fuera y cerró nuevamente la puerta con magia.

- Ya puedes salir- le indicó a Hermione, quien se había escondido tras el armario donde Remus habitualmente resguardaba al boggart que usaba para sus clases con los de tercero.

- Estuvo a punto de descubrirnos...- dijo la chica colocándose una mano sobre su agitado corazón. Se miraron nuevamente y rieron con complicidad- por cierto, ¿a qué hora te queda bien que te vea para ayudarte con los trabajos?

- Oh, no tienes que hacerlo si no quieres... no me gustaría distraerte de tus demás ocupaciones- dijo Remus aunque en el fondo sí deseaba ayuda extra.

- Nada de eso, claro que te ayudaré- insistió animadamente Hermione- es un buen pretexto para pasar juntos la tarde, ¿no crees?

- Nada de eso, claro que te ayudaré- insistió animadamente Hermione- es un buen pretexto para pasar juntos la tarde, ¿no crees?

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- Tiene razón, señorita Granger- dijo Remus nuevamente estrechando a la chica.



* * *

La felicidad que embargó a Hermione durante la tarde que pasó ayudando a Remus se desvaneció por completo a la mañana siguiente, minutos antes de entrar al aula de pociones.

Draco Malfoy bajó a la mazmorra con su habitual aire de superioridad y pasó a un lado de ella sin siquiera voltear a verla, tal como hacía desde aquella vez que charlaron después del baile, cuando Hermione le pidió que no la buscara más. Pero esta vez hubo algo diferente: Hermione alcanzó a notar que del cuello del rubio slytherin colgaba un relicario plateado.

Malfoy se regocijó por dentro al notar que Hermione se había alterado cuando vio que él tenía dicho relicario. Durante la clase ella intentaba hacer contacto visual con él, mientras que él estaba decidido a ignorarla por completo.

Amores Extraños- Entre la Serpiente y el LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora