Ayuda inesperada

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Acostado en una reconfortante cama, Remus acababa de recuperar el sentido. Estaba muy confundido... tal parecía que había dormido casi 24 horas. Tenía sensación de vértigo, hambre, sed y sentía presión sobre el pecho.

Vio que estaba conectado a un par de aparatos, uno que señalaba sus signos vitales y otro que le suministraba suero.

- Maldición... - descubrió que a sus piernas, brazos y a su abdomen estaban adheridos unos bichos negros que tenían un aspecto viscoso. Eran sanguijuelas- lo que me faltaba...

Definitivamente la estaba pasando mal

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Definitivamente la estaba pasando mal. Y sabía que la noche de luna llena sería aún peor. Por primera vez en meses volvía a experimentar auténtico miedo.

Los fantasmas de su pasado invadieron nuevamente su mente. La noche en que fue mordido, su primera transformación... tan sólo tenía cuatro años cuando eso sucedió. El dolor tanto físico como espiritual que recorría su ser cada vez que eso pasaba, las heridas que él mismo se hacía; el sufrimiento de sus padres, la soledad, el rechazo, la vergüenza, las humillaciones, las burlas... tantas lágrimas derramadas a lo largo de esos años.

Fue hasta el verano pasado que vio una luz de esperanza para su condición, cuando Albus Dumbledore se propuso estudiar su caso y sus transformaciones de cada mes se volvieron más controladas. Pero por haber perdido su amuleto hechizado, esa llama de esperanza se veía amenazada.

Suspiró con pesar.

- Si le hubiera dicho a Albus desde el principio la verdad...

Definitivamente no podía seguir ocultando así las cosas. Tenía que confesarle a Dumbledore toda la verdad aunque eso implicara irse de Hogwarts. Por una parte eso no era tan malo como parecía; si se iba de ahí dejaría de ser un profesor, por lo tanto ya no habría impedimentos para que él y Hermione se amaran libremente. Con ese pensamiento se volvió a quedar dormido.




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Hermione hizo grandes esfuerzos para mostrarse animada y ocultar que estuvo llorando durante un largo tiempo porque de lo contrario levantaría las comprometedoras interrogantes de Harry, Ron y Ginny. A las que más miedo les tenía eran a las de la pelirroja. Se conocían demasiado bien y si Hermione se descuidaba, su amiga descubriría la verdad. Hermione se moría por contarle lo que estaba viviendo, sabía que Ginny la escucharía y tal vez le daría un buen consejo o en el peor de los casos unas palabras de consuelo.

Lo único que detenía a Hermione era que a veces la extrovertida pelirroja tenía cierta tendencia a hablar de más; si por alguna razón se le escapaba decir frente a alguien que Remus y Hermione tenían un romance, el chisme se esparciría por todo el castillo y ese sería el fin. El otro impedimento era ¿cómo reaccionaría Ginny al saber que su amiga estaba involucrada con un hombre mayor? El hecho de que fuera un profesor era tal vez irrelevante, la cosa es que él aparte de ser un hombre lobo, tenía veinte años más que ella.

Amores Extraños- Entre la Serpiente y el LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora