Sanando las heridas

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N/A: este capítulo tiene contenido adulto (por fiiin!!)


El aroma de unos panecillos recién horneados fue lo que la despertó. Por un momento había olvidado en dónde estaba pero en cuanto abrió los ojos todos los recuerdos regresaron de golpe a su memoria.

Estaba en la torre de Gryffindor pero no en el dormitorio de las chicas de séptimo grado, sino en uno al que la había llevado la profesora McGonagall la noche anterior para que pudiese estar sola. Décadas atrás se usaba como dormitorio para el jefe o jefa de la casa. La profesora McGonagall se había portado muy amable al pedirle a un elfo doméstico que le llevara ropa limpia, artículos personales y el desayuno. Incluso llevó a Crookshanks para que le hiciera compañía.

Sin prisa se levantó de la cama y fue a mirarse en el espejo del baño.Una Hermione desolada le devolvió la mirada.

Aún tenía un poco hinchado el costado izquierdo del rostro y le dolía a causa del golpe que Malfoy le había dado la noche anterior

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Aún tenía un poco hinchado el costado izquierdo del rostro y le dolía a causa del golpe que Malfoy le había dado la noche anterior.

Un radiante sol entraba por la ventana. Debían ser las nueve o diez de la mañana.

- "¿Y ahora qué vas a hacer?"- se cuestionó sentándose en la cama. Estaba inapetente pero el olor de la taza de café junto a su desayuno le fue reconfortante, así que bebió un poco.

No tenía cara para verlo. Ni a él, ni a sus dos amigos. En realidad, no se sentía capaz de ver a nadie... sólo quería desaparecer. En ese momento la idea de escapar de Hogwarts y perderse en el mundo muggle le era bastante tentadora.

Al desviar la mirada hacia su muñeca izquierda notó que el tatuaje hecho por el conjuro Warantum finalmente había desaparecido. Estaba perdida en sus pensamientos cuando alguien llamó a la puerta.

- ¿Señorita Granger?- dijo la voz de la profesora McGonagall desde afuera. Hermione suspiró resignada. No estaba de ánimos para recibir visitas pero no podía negarle la entrada a la profesora.

- Adelante.

La bruja entró cerrando la puerta detrás de sí.

- Buenos días, querida. ¿Te encuentras mejor?

-...- ella sólo se encogió de hombros y fijó la mirada en la taza que sostenía en sus manos. La anciana fue a sentarse a un lado de ella y maternalmente la abrazó. Fue un gesto completamente inesperado pero muy reconfortante para la joven.

- Ya pasó todo... no tengas miedo- le dijo con suavidad- Malfoy no volverá a acercarse a ti. Estará detenido mientras el director decide cuál será su castigo.

- ¿Qué hay del profesor Lupin?- preguntó tímidamente Hermione soltándose del abrazo de McGonagall.

- Ciertamente el profesor hizo mal en agredir a un estudiante- aseveró la bruja- pero te salvó de las manos de aquél infeliz. Lupin está muy preocupado por ti, desea verte...

Amores Extraños- Entre la Serpiente y el LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora