Capitulo 19 - parte cuatro

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No apto para ver frente a tus padres.

Jack

Primero que nada, buenas noches.

¿Qué mierda pasó?

¿En qué momento se fue todo a la verga?

No se sabe, no se sabe, hasta yo quiero saber, pero no sé.

El auto seguía detenido.

No podía conducir pensando en lo que acababa de ocurrir.

La mire con ganas de preguntarle... ¿Qué carajos fue eso? ¿Por qué ese idiota parecía poseído por los mil demonios de la locura?

Pero... La conozco lo suficiente para saber que si le pregunto no me dirá nada.

—Aun tienes las mejillas mojadas... —rompí el silencio. Sin embargo seguía sin mirarme, tenía ambas manos en su regazo, jugueteando con nerviosísimo. Jamás la había visto así... — ¿Qué fue lo que paso? — No me pude resistir a preguntar.

Seguía sin mirarme.

El ambiente aún seguía tenso.

Desde que salimos no dijo palabra alguna.

Y ella habla hasta por los codos.

Tiene razón de no querer hablar.

No se los demás, pero yo ya mate a Jason en mi mente.

Maldito cabrón.

Tense los dientes tratando de reunir paciencia.

Mis ojos escudriñan su cuerpo en busca de indicios, y el encuentro: en su ante brazo derecho tiene un horrible moretón rojo, combinado con purpura de hematomas acumulados.

¿Pero qué mierda?

Sabía que había forcejeado con ella, o eso alcance a ver.

Pero... ¿le hizo eso?

Por eso lo vi botando fuego hasta por el culo, con los nudillos blancos y la mirada perdida.

Tenía los dedos pintados en su muñeca, pintados de rojos y rasguños purpuras.

Me huele a que le voy a cortarle las bolas y se las voy a poner en las orejas de adorno.

—Dime si debería irme—murmure apartando la mirada de la herida con la mandíbula tensa—. Si quieres que te deje sola o...

Su atención vuelve por completo a mí pues parecía estar en el limbo.

— No—me interrumpió por fin mirándome—, quédate conmigo. —añadió casi en un sollozo.

Trago grueso al escuchar esas palabras: tres palabras que muy escasas veces he escuchado.

Tres simples palabras que sonaron sinceras, por primera vez y que lo ha dicho con el corazón.

Que lo diga ella solo confirma una cosa: está rota, y herida, no solo físicamente, puedo notar como su mirada se vuelve más dócil.

Sabe cómo ocultar cuando la hieren.

De verdad la jodio...

Ella no aceptaría algo así, no conmigo.

Su rostro; nunca la había visto así, y no logro articular una palabra ni mover un músculo.

Lo siguiente me deja perplejo por segundos me abraza: se lanzó en mis brazos, solo así, lo hizo y ya, sin pedirlo, sin advertirme.

Y no puedo negar que se siente extraño, se siente a gusto, cómodo.

Entendí MintiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora