Entendí Mintiendo

Capitulo 25- parte tres

El juego de Gerald al estilo mentiroso.

Acompáñenme a ver esta triste historia...

Un resumen de lo que paso luego de casi cagarme del susto de solo imaginar que se significaba ese "lado oscuro" al que ellos se referían.

Bueno... a decir verdad en mi mente era más escalofriante.

Debo admitir que el hablar con tanta normalidad de Jack me desorbito.

He tratado mucho de olvidarlo desde que se fue, pero es que me pregunto... ¿Qué hubiera pasado, si no se hubiera ido? ... ¿si estuviésemos juntos? Tal vez no estaría aquí, con el corazón jodido en un segundo piso de un restaurante- bar descubriendo la razón de todo.

Hay que acabar con esto de una vez.

Y es que es tan difícil...

Todo va bien, y de repente vuelven a ti esos pensamientos... aquellos llenos de dolor y tristeza.

Todo estaba bien.

Me armé de valor y salí del asesor con Noah a mi lado, el cómo acto de idiotez, y para que todos notaran que vine con el colocaba su mano en mi cintura baja. Eso me ponía nerviosa. Pero el lugar aplicaba ese sentimiento. 

Era un segundo piso donde el ambiente cambiaba demasiado, ya no habían mesas adornadas con luces y vino, ni sillas cómodas amobladas, era un especie de club nocturno, completamente oscuro, donde se tenía que esforzar demasiado por ver rostros claros, la luz era completamente roja, y el ambiente era más pesado, la música sonaba fuerte, las chicas pasaban con vestidos cortos y sonrisas despampanantes.

Botellas de Champan, pista de baile y un ambiente que gritaba, drama, sexo y dinero.

Esto iba a acabar mal.

Acompáñenme a ver esta infeliz historia que le llamo: haber conocido a Noah Thompson.

Mientras caminábamos a un lugar alejado note algo que no había pasado antes.

Todos me miraban.

O...

Nos miraban.

Pero no murmurando chismes.

Era la primera vez que nos miraban y era como si... se sorprendieran.

Y no, no por mi mini vestido, era por el... Lo miraban a él, y a mí. Se sentía raro, pero me gustaba.

Siempre fui una chica extrovertida, me gustaba la atención, pero era tan raro que no hablaran cosas raras o falsas, solo nos miraban diferente.

Eso aumento mi ego.

Nopude evitar sonreír, y no porque su mano casi tocaba mi trasero, ni por lo quesabía lo que la gente iba a decir después de esto. No, sonreía de verdad porquepor primera vez desde que llego sé que esto no fue mi culpa, y porque estando con él la gente demuestra una especie de respeto que me gustaba.

Pronto volví a sentirme diosa.

De igual manera, me niego a actuar de la manera que un hombre quiere que actúe.

Una vez me senté en el amoblado negro cruce las piernas para que no se viera algo demás. Sentí a Noah sentarse en el mismo amoblado, y el tipo frente a los dos, nos dividía una mesilla baja y unos Martini que no dude en tomar.

El tipo se empezó a comportar raro desde que supo que no estaba con Jack, eso no me dio buena espina.

—Voy a fumar un poco, ¿vienes Noah? —el tal Gerald se levantó mirándonos a ambos.