Cap. 12.- La trampa de agua

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El suelo comenzó a temblar incontrolablemente. Shi QingXuan miró hacia abajo y vio que el agua corrosiva que estaba en el fondo se agitaba furiosamente como el mar en una tormenta, creando remolinos que comenzaron a crecer hacia arriba.

Eso no se ve bien

— ¡QingXuan!

He Xuan corrió hacia Shi QingXuan y lo tomó del brazo, alejándolo de la orilla en el momento que un potente remolino de agua estalló en cientos de chorros que salpicaron todo a su alrededor. El rey demonio creó un escudo de agua que se disolvió al entrar en contacto con los proyectiles líquidos del remolino y ambos retrocedieron cuando hubo una nueva sacudida.

— Tenemos que salir de aquí— dijo.
— ¿Tienes alguna idea?— inquirió Shi QingXuan.

Sha Hualing se acercó a ellos con una expresión de fastidio, cruzando los brazos y agitó la cabeza en dirección a la matriz que el dios había establecido.

— Tendrán que retirar eso para que puedan moverse, pero en cuanto lo hagan van a colapsar— dijo.
— Retira la espada— indicó He Xuan—. Yo me encargo del resto.

Shi QingXuan llamó a su espada, en ese instante He Xuan hizo un aspaviento con la mano y tres de los peces hueso se unieron a Shen QingQiu, Shang QingHua y Liu QingGe. Los tres sintieron una corriente de energía espiritual recorrer su cuerpo y el Supremo indicó secamente:

— Tienen la energía suficiente para volar, convoquen sus espadas.

Hubo un temblor más fuerte, y el suelo comenzó a fragmentarse por el embate del agua. Finos hilos líquidos se levantaron entretejiéndose en una red dispuesta a atrapar todo aquello que se cruzara en su camino. El sendero donde se encontraban se desmoronó poco a poco y los cultivadores montaron sus espadas, He Xuan subió en uno de sus peces hueso con el tamaño indicado para tal tarea y Shi QingXuan subió a Sha Hualing consigo, estando todos listos emprendieron el vuelo.

El camino en el que habían estado finalmente explotó en pedazos y el agua se alzó como si tuviera vida propia, lanzando sus redes corrosivas en todas direcciones. El pequeño grupo avanzaba dando giros y tumbos, esquivando remolinos e hilos, girando de un lado a otro para evitar ser atrapados por aquella trampa acuosa. Shi QingXuan desplegó su abanico lanzando ráfagas de aire que desviaban algunos remolinos que se acercaban peligrosamente hacia ellos, buscando la salida.

— ¡Señor del Viento!— exclamó Shang QingHua—. ¡Por allá!

Shi QingXuan siguió la dirección señalada por Shang QingHua viendo una abertura irregular en la pared, lo suficientemente grande para que pudiera pasar una sola persona. El único problema era que debían cruzar un remolino enorme de agua para llegar a ella. Y cómo si eso no fuera suficiente, llegó otro remolino que embistió al primero y ambos se fusionaron en una gran monstruosidad que les cercó el paso.

— Un demonio de agua— indicó Shen QingQiu.

Lo que nos faltaba

He Xuan extendió los brazos creando una barrera de energía espiritual usando algunos peces hueso para tal tarea, evitando así los chorros y redes que se lanzaban contra ellos para atraparlos.

— Maestro Liu— llamó Shi QingXuan—. ¿Cree que le sea posible partir esa cosa en dos?
— Pan comido— dijo Liu QingGe con una sonrisa.
— Muy bien.

Shi QingXuan se llevó una mano a la boca y mordió con fuerza, usando su sangre para crear un talismán de traspaso de energía que le entregó al líder de la cumbre Bai Zhan para que pudiera tener la fuerza suficiente y así llevar a cabo su tarea.

— Muy bien. Solo hay una oportunidad.

El agua comenzó a agitarse intempestivamente. ¿Cómo era posible que actuara de ese modo? Casi parecía que tenía conciencia... un momento, ¿y si de verdad tenía conciencia? Era probable que muchas personas hubieran llegado hasta aquí, incluso que muchas fueran arrojadas al fondo como una ejecución dolorosa, lo cual había hecho que en el agua se cultivará energía resentida que cobró un mayor poder con la caída y posterior muerte de Linguang-Jun.

— Mi señor— susurró Sha Hualing al oído de Shi QingXuan—. La abertura no es lo suficientementemente profunda para llevarnos al otro recinto. Tendré que adelantarme.
— Espere...— dijo Shi QingXuan tratando de buscar una excusa, el riesgo era demasiado y no quería que corriera peligro.
— No debe preocuparse por mí, estaré bien.

De repente, Liu QingGe salió disparado hacia el demonio corrosivo de agua, con demasiado impetú para lo que iba a hacer, dio un salto tomando el mango de su espada y arremetió contra la mole corrosiva golpeando su centro con su arma con tanta fuerza que se dividió en dos y volvió a montar la espada. Shi QingXuan envío un remolino de viento que los mantuvo separados mientras que He Xuan envío la barrera de peces a ambos fragmentos del demonio para mantenerlos separados uno del otro. En ese momento Sha Hualing saltó pasando hábilmente por el espacio disponible llegando a la abertura que significaría su salida, usando un talismán que le permitió atravesar la pared más allá de dónde terminaba la abertura para alcanzar el fondo de la prisión, su última parada.

— ¡Rápido!— exclamó Shi QingXuan—. ¡Se nos acaba el tiempo!

El primero en entrar, al estar más cerca, fue Liu QingGe, seguido por Shang QingHua y Shen QingQiu. Shi QingXuan miró a He Xuan y después ambos entraron cruzando la abertura hasta que llegaron a su último destino: la prisión propiamente dicha. El sitio estaba parcialmente iluminado por una luz de fuente desconocida y había una hilera de jaulas, dos de las cuales estaban cerradas indicando que estaban ocupadas.

Un ruido cercano llamó la atención del dios y la calamidad, que se dirigieron hacia el origen de éste encontrándose repentinamente en medio de una pelea.

Viento marcial (2/4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora