Cap. 6.- La liberación de la santa demonio

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— Te dije que allí había algo— replicó Shang QingHua, un poco dolido.
— Cállate— soltó Shen QingQiu con calma, devolviendo su atención a aquella mano.
— Ahora que lo pienso, esa mano se me hace muy familiar...

Shang QingHua llamó a su espada, subió en ésta y se elevó lentamente hasta quedar a la altura de la mano, con cuidado de no quedar atrapado entre las ramas comenzó a observar y casi se cae de la espada cuando logró ver el rostro de la persona atrapada. 

— ¡Es Sha Hualing!— exclamó, bajando de nuevo hasta pisar tierra firme.

No fue difícil adivinar lo que había pasado: Sha Hualing se había internado en este sitio buscando el rastro de Luo BingHe y Mobei-Jun, las ramas percibieron su deseo de encontrarlos y la atraparon. Fin de la historia. Pero esa historia simple traía consigo otras interrogantes: ¿Cómo supo Sha Hualing que Luo BingHe y Mobei-Jun estarían allí? ¿Llegó ella sola o alguien más la acompañaba? ¿Cuánto tiempo llevaba atrapada en las enredaderas? Conforme más vueltas le daba al asunto, un mal presentimiento se adueñaba de Shi QingXuan, el joven se rascó la cabeza pensando en algo y dijo:

— Bueno, ya hallamos a una. Ahora tenemos que despertarla sin despertar otras cosas, tal vez haya averiguado algo. 
— Si lo hizo, dudo mucho que lo diga— dijo Liu QingGe—. Sha Hualing odia a la secta Cang Qiong y no aceptará nuestra ayuda.

"Pero yo no soy de la secta Cang Qiong", iba a decir Shi QingXuan, menos mal pudo detener su impulso a tiempo. Sin embargo, no solo era discípulo de una secta aliada con la montaña Cang Qiong, era el dios que cuidaba de dicha alianza así que a ojos de la santa demonio no era tan diferente.

— Ya encontraremos un modo de convencerla— dijo. 

Aunque primero tenían que bajarla de allí. ¿Cómo hacerlo sin que ellos fueran arrastrados? Shen QingQiu decidió probar algo: juntó los restos de hojas y ramas que había en el suelo producto de su trifulca anterior y les insufló energía espiritual, después los arrojó hacia arriba para tratar de liberar a la santa demonio... sin éxito. No pasó absolutamente nada. Esto iba a ser más difícil de lo que creían. 

— Deberían tratar con las espadas— sugirió Shang QingHua—. Tal vez relaje su agarre si se siente amenazado.
— Si se siente amenazado nos va a atacar a nosotros— dijo Liu QingGe—. Shang QingHua, si no vas a decir algo útil, cállate.
— No me trates como si fuera un inútil— dijo Shang QingHua con un suspiro—. Tengo un plan.
— ¿Tú? ¿Qué clase de plan...?

La réplica de Liu QingGe murió cuando vio a Shen QingQiu llamar a Xiu Ya. Con calma, una calma casi aterradora, se dirigió a Shang QingHua y dijo:

— Si tu plan no funciona, te voy a cortar en pedacitos.
— Va a funcionar, no te preocupes— le aseguró Shang QingHua, refunfuñando en voz baja poco después—. Yo pensé que tendría que hacer esto junto a Dawang, se suponía que... ah, da igual.
— Ah... ¿maestro Shang?— llamó Shi QingXuan.
— Señor del Viento, ¿sería su amigo el rey demonio tan cortés de auxiliarme con esto?— inquirió Shang QingHua con timidez.

He Xuan arqueó una ceja y después se situó al lado de Shang QingHua, que tragó saliva con su cercanía. Irónicamente eso hizo reír bajito a Shi QingXuan, que desenvainó su espada Shui al tiempo que Liu QingGe convocaba a Cheng Luan. Los tres miraron al señor de An Ding esperando sus indicaciones, pero el pobre estaba más ocupado lidiando con su impresión cercana al shock por He Xuan. Era el ser más aterrador que había visto en su vida. 

— Necesito que... — Shang QingHua carraspeó para aclararse la garganta y reinició, señalando las espadas de sus compañeros—. Necesito que tu aura demoníaca recorra sus armas, así las ramas podrían confundirse; creerán que lo que les ataca es un demonio poderoso y se apartarán al sentirse amenazados sin atacar nada más.
— Eso no tiene sentido— dijo He Xuan.
— Nada en este mundo lo tiene— replicó Shen QingQiu—, así que es probable que funcione.

Sin embargo, antes de que pudieran hacer algún movimiento, varias enredaderas brotaron de la tierra listas para apresar nuevos prisioneros. Liu QingGe montó en Cheng Luan, Shen QingQiu no fue tan rápido al subir a Xiu Ya pero Shi QingXuan le dio un empujón, siendo apresado por las ramas que en un principio iban dirigidas al líder de Qing Jing: los oscuros zarcillos de las plantas malditas se enrollaron en sus muñecas y comenzaron a tirar hacia abajo. El señor del Viento agradeció en ese momento la costumbre de Gusu Lan de cultivarse parado de manos, de lo contrario ni su fuerza divina hubiera sido suficiente para resistir el jaloneo intenso al que estaba siendo sometido; el único problema era que en esa posición no podía alcanzar su abanico.

Bueno, mala suerte.

— ¡Shui!— llamó Shi QingXuan, y al instante su espada apareció cortando enredaderas que seguían brotando para apresarlo.

Shen QingQiu y Liu QingGe seguían moviéndose para sortear las enredaderas que iban tras de ellos, y Shi QingXuan notó que, más que intentar atraparlos, lo que realmente querían era alejarlos de él y de Sha Hualing. Las ramas de sus muñecas comenzaron a marchitarse hasta quedar reducidas a trozos secos que se hicieron polvo mientras que las demás que lo rodeaban se alejaban con presteza. 

— ¡Ahora, ahora!— exclamó Shang QingHua.

Con su indicación, Cheng Luan y Xiu Ya salieron disparadas, siendo secundadas por columnas de agua enviadas por He Xuan para contener cualquier enredadera que brotara de la tierra intempestivamente. Las dos espadas cortaron las ramas que sostenían a Sha Hualing, y la santa demonio fue liberada de su prisión, cayendo inconsciente. Shi QingXuan saltó atrapando a la mujer en sus brazos y aterrizó suavemente sobre su espada al tiempo que He Xuan sujetaba a Shang QingHua del brazo y se elevaba en el aire con él.

— Allá hay un claro despejado, por allí podemos llegar al segundo recinto— indicó el rey demonio.
— Entonces vayamos hacia allá— indicó Shi QingXuan—. Así podremos despertar a esta señorita.

Shen QingQiu y Liu QingGe estuvieron de acuerdo, y los cuatro tomaron el rumbo indicado.

Viento marcial (2/4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora