Cap. 7.- El sello perdido

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Sha Hualing despertó con el rostro de un ángel enfrente suyo. Era el ser más hermoso que había visto (aparte de su señor Luo BingHe, claro), y extendió una mano tocando su mejilla para asegurarse que tal visión era real. Su piel suave y tersa le confirmó que así era, y sonrió al ver el leve desconcierto que nubló sus facciones pero aún así no dejó de sonreír.

— Señorita Hualing, que bueno que despierta— dijo Shi QingXuan con voz animada—. ¿Se siente mejor?

La santa demonio no respondió. Conforme su conciencia emergía de la oscuridad en la que estuvo sumida no pudo evitar pensar que ya había visto antes a esta persona. Para confirmar si su impresión era cierta puso su otra mano en la otra mejilla de Shi QingXuan y acercó su rostro hasta estar a pocos centímetros uno del otro y lo observó fijamente. Finalmente, con una mueca de disgusto, lo soltó y se apartó.

— Eres el estúpido dios cuya estatua está a la entrada de la montaña Cang Qiong— dijo con fastidio.
— Ah... sí, ese soy yo— dijo Shi QingXuan rascándose la cabeza con expresión de embarazo.

Había escuchado a mucha gente decirle estúpido, pero Sha Hualing era la primera que se lo decía en su cara. Eso, se viera por donde se viera, era bastante gratificante para él. La santa demonio se cruzó de brazos, volteando hacia un lado, disgustada consigo misma por haber sido salvada por este dios, por desgracia para ella volteó hacia el sitio donde se encontraban Shen QingQiu, Liu QingGe y Shang QingHua y su indignación alcanzó su máximo punto. ¿Es que no era suficiente con el dios?

— ¡Esto es el colmo!— exclamó fuera de sí, golpeando el suelo con un pie—. ¿Qué diablos están haciendo aquí? Esto no puede ser peor, primero aquellos idiotas con el sello, luego estas estúpidas ramas...
— ¿Qué sello?— preguntó Shi QingXuan, teniendo un mal presentimiento.

Sha Hualing se sumió en un silencio hostil y He Xuan respondió por ella:

— El sello de Tigre Estigio.
— No— Shi QingXuan negó con la cabeza—. No. No, no, no, no, no, no puede ser el sello de Tigre Estigio. Fue...

La palabra "destruido" se atascó en su cerebro al recordar que, aquella ocasión en Yueyang, Wei WuXian le entregó el sello a Xiè Lian y después se despidieron. Luego de eso siguió el subsecuente trabajo de meses para ponerse al corriente con el trabajo acumulado en la corte celestial, Shi QingXuan pasó bastante tiempo tratando de conseguir creyentes y atendiendo plegarias y se olvidó del asunto, Xue Yang ya estaba muerto y ya nadie estaría buscando esa cosa horrorosa al dar por hecho que estaba destruido así que no valía la pena ocuparse de ese asunto. Y si lo era claramente no le incumbía, jamás se había metido con el cultivo demoníaco ni siquiera cuando estudiaba en Gusu Lan así que él no podría hacer nada al respecto. Shi QingXuan volteó hacia He Xuan y la calamidad abrió la boca para explicarle lo que creía que iba a preguntar, pero para su sorpresa el dios le dijo:

— Necesito ponerme en contacto con la corte celestial.

He Xuan asintió tranquilamente. Shen QingQiu dio un paso adelante y preguntó:

— ¿Qué es el sello de Tigre Estigio?
— Un amuleto capaz de manejar una gran cantidad de energía resentida— dijo Shi QingXuan—. Por eso mismo es capaz de manipular una gran cantidad de cadáveres feroces. He-xiong, desde que entramos aquí no he podido contactar con la corte celestial, ni contigo, pero tú pudiste contactarme. ¿El sello de Tigre Estigio tiene algo que ver con eso?
— Sí— dijo He Xuan sin entrar en mayores explicaciones.
— ¿Cómo...?

El Supremo no dijo nada, solo apoyó la mano en la espalda de Shi QingXuan y le indicó que podía comunicarse. Probablemente no tenía mucho tiempo así que corrió a la matriz de comunicación espiritual y exclamó:

"¡Ling Wen!"

Para su sorpresa, otra voz le respondió y Shi QingXuan se dio cuenta que había entrado a la matriz pública.

"¿Señor del Viento?"
"¡Su Alteza! Que gusto oírlo. Tal vez usted me pueda ayudar. ¿Sabe qué sucedió con el sello del Tigre Estigio?"

Silencio. Shi QingXuan se sintió en un deja vu cuando Xiè Lian respondió.

"Deberíamos hablar de eso en privado. ¿Su contraseña sigue siendo la misma?"
"No, ya la cambié. Ahora es mi regla favorita de Gusu Lan, de todas formas nadie lee las reglas ni les presta atención cuando son recitadas y son más de 4000..."
"Señor del Viento, ¿cuál es la contraseña?"
"No guardes rencor"

Shi QingXuan sonrió, y se imaginó que Xiè Lian habría hecho lo mismo al recitarla.

Es una regla hermosa

"QingXuan, el sello de Tigre Estigio ha desaparecido".
"¿Qué?"

Su preocupación debió ser evidente, pues los tres señores de cumbre lo miraron con seriedad, incluso Sha Hualing volteó mostrando algo de interés.

"Cuando Wei Ying me entregó el sello, lo lleve conmigo al santuario Puji", explicó Xiè Lian. "Su sola existencia es un peligro de modo que decidí estudiarlo para tratar de destruirlo pero no tuve éxito así que se lo entregué a San Lang pensando que en Ciudad Fantasma estaría bien resguardado hasta que pudiéramos hallar la forma de destruirlo"
"Sin duda eso tiene sentido", convino Shi QingXuan. "¿Y qué pasó?"
"Hace unas semanas un demonio de hielo atacó Ciudad Fantasma y se llevó el sello. Entró a Mansión Paraíso y se enfrentó a San Lang, luego huyó de allí y perdimos su rastro. QingXuan, si lo que estás haciendo ahora tiene que ver con el sello, debes destruirlo"
"Pero, Su Alteza, si usted no pudo destruirlo, ¿qué le hace pensar que yo sí?"
"Bueno, eso es debido a una relación de energía. Aunque Wei Ying fue quien lo creó originalmente, el sello reconoce a Xue Yang como su amo porque él lo reconstruyó y lo perfeccionó, así que lo más probable es que pueda reconocer tu energía como la perteneciente a la que destruyó a su maestro, por lo tanto, solo tú podrías destruirlo"
"Oh..."

La conexión se rompió inesperadamente. Shi QingXuan volteó hacia He Xuan, que había retirado la mano y lo miraba con su característica expresión indiferente. Algo en su mente hizo clic relacionando la extraña ansiedad del rey demonio y su insistencia en acompañarlo con lo que ahora sabía.

— ¿Tú sabías esto?— preguntó.
— Sí— respondió He Xuan—. Aunque no esperaba que estuvieras involucrado en esto. No quería que te vieras involucrado en esto.
— Entonces sabes quién atacó Ciudad Fantasma.
— Un demonio de hielo llamado Linguang-Jun.

Al oírlo, las furiosas miradas de Liu QingGe, Shen QingQiu y Sha Hualing se dirigieron a Shang QingHua. Por desgracia para él, no tenía dónde esconderse así que no tuvo de otra más que fingir demencia hasta que fue demasiado vergonzoso seguir fingiendo.

— No me miren como si yo tuviera la culpa de esto— dijo.
— ¿Y acaso no la tienes?— preguntó Shen QingQiu.

Shang QingHua lo fulminó con la mirada y decidió ignorarlo para explicar a Shi QingXuan:

— Linguang-Jun es el tío de Mobei-Jun, y desde siempre ha tratado de usurpar su posición. Aunque no podía imaginarlo uniéndose a un grupo de humanos.
— El enemigo de mi enemigo es mi amigo— dijo He Xuan—. Es algo muy sabido.

Shi QingXuan agitó la mano haciendo un aspaviento. Ahora no solo tenía que sacar a dos demonios celestiales del fondo de la prisión sin nombre y evitar una guerra, sino que también tenía que encontrar un amuleto demoníaco y destruirlo. Suspiró, indicando que era mejor que siguieran su camino.

Esto se había complicado más de lo que había pensado.

Viento marcial (2/4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora