Cap. 11.- La caída de un demonio

137 33 2
                                    

— El palacio Huan Hua era una de las sectas más prestigiosas de esta parte del mundo hasta que se descubrió un engaño urdido por el Viejo Maestro del palacio.

Shang QingHua hablaba como un viejo orgulloso de su creación cuando debía explicar la naturaleza de ésta conforme desgranaba la historia del palacio Huan Hua y cómo la secta cayó en el olvido tras ser aniquilada quedando solo la maestra del palacio y su aprendiz.

— El templo Zhao Hua creyó prudente mantenerlos dentro de su jurisdicción por si tenían deseos de venganza— dijo Liu QingGe—. Por otro lado, Zhangmen shixiong pidió a los discípulos de la montaña buscarlos para evitar precisamente que fueran encerrados. Él quería darles asilo pero desaparecieron sin dejar rastro poco después.
— ¿Por qué nadie los ayudó?— preguntó Shi QingXuan—. Debieron haber dado señales de ayuda, ¿cómo es que nadie las vio?
— Bueno...— dijo Shang QingHua.
— Durante muchos años la gente consideró al palacio Huan Hua como una secta demoníaca gracias a Luo BingHe— dijo Liu QingGe—. Nadie iba a mover un dedo para evitar un ataque causado por el karma.
— Eso es injusto.
— Señor del Viento, ¿qué sabe usted de la injusticia?— replicó Shen QingQiu.
— Más de lo que usted cree— replicó He Xuan sombríamente, y para sorpresa de todos una sonrisa amarga cruzó por su rostro—. Nada ha cambiado realmente con el paso del tiempo. Ustedes causaron esto.

Los tres señores de cumbre detuvieron su andar. Shang QingHua y Shen QingQiu estaban sorprendidos y Liu QingGe estaba furioso, las miradas de los cultivadores se dirigieron a Shi QingXuan en busca de una defensa pero para su sorpresa el dios se puso del lado del fantasma.

— Es verdad. Si esos dos muchachos hubieran recibido la ayuda que necesitaban en el momento que la requerían tal vez esto no hubiera pasado. Si no los hubieran acorralado al punto de la desesperación tal vez no se habrían visto obligados a hacer lo que están haciendo. Los convirtieron en los villanos que tanto se encargaban de hacerle creer al mundo, y aquí están las consecuencias.
— Pero...— dijo Shang QingHua.
— Intentaron ayudar, pero ya era tarde. Ya no confiaban en nadie.

Shi QingXuan dio media vuelta, entre decepcionado y furioso. No podía creer lo que estaba pasando, y se prometió a sí mismo que iba a tratar de ayudar a esos chicos, iba a tenderles la mano como debieron haber hecho los demás. El joven apretó los puños y siguió su camino, de repente una mano fría sujetó su brazo y volteó encontrándose con He Xuan.

— QingXuan, es probable que no haya otra forma de pararlos más que encerrándolos— dijo el rey demonio.
— Me niego— replicó Shi QingXuan soltándose de él.

En ese momento un chorro de agua saltó frente a él atravesando el suelo, dejando un rastro corrosivo a su paso. El piso bajo sus pies comenzó a volverse resbaloso y nuevamente una lluvia de estacas heladas les recibió anunciando la llegada de Linguang-Jun. El demonio sonrió estando en el medio de los chorros de agua que empezaban a salir y dijo:

— Es un gusto volver a verlos. Sepan que no van a salir con vida de aquí.
— Ya veremos— dijo Shen QingQiu convocando a su espada.

Sin embargo, Xiu Ya no apareció, lo que provocó las risas de Linguang-Jun.

— Maestro de cumbre Shen, ¿no lo recuerda?— dijo—. Este es el recinto donde la energía Yang drena la energía Yin del cuerpo. Su cultivo es inútil aquí.

Eso dejaba solamente a Shi QingXuan, a Sha Hualing y a He Xuan como los únicos capaces para pelear en ese momento. El aura divina del dios del viento lo protegía de la energía negativa, mientras que fortalecía el poder de la santa demonio y del Supremo; al igual que Linguang-Jun. El demonio de hielo fue el primero en atacar lanzando proyectiles helados hacia sus objetivos, Shi QingXuan desplegó su abanico y lanzó un torbellino de aire que atrapó los proyectiles, dirigiéndose después a Sha Hualing.

— Señorita Hualing, voy a necesitar que esté a mi lado— dijo—. ¿Puedo contar con usted?
— Como usted diga— dijo la santa.
— ¡He-xiong! Necesito tu ayuda con algo.
— Ahora no, QingXuan— replicó He Xuan concentrado en su enfrentamiento con Linguang-Jun.
— ¡Solo necesito unos pocos de tus peces hueso!

He Xuan hizo un gesto con la mano liberando unos cuantos peces. Shi QingXuan desenvainó su espada y la lanzó guiando a los peces hacia los líderes de secta creando una matriz de protección para evitar el agotamiento por la energía Yang, tanto la espada como los peces giraron alrededor de Shen QingQiu, Shang QingHua y Liu QingGe. Después desplegó su abanico y se unió a la lucha. He Xuan cercaba a Linguang-Jun usando chorros de agua cargados de energía espiritual mientras que Sha Hualing lanzaba hechizos de fuego cerrando su otro flanco para evitar que escapara.

— ¿Cuál es el plan de Murong Si y Ying ZhuiLing?— preguntó Shi QingXuan.
— ¿Qué te hace pensar que yo lo sé?— preguntó a su vez Linguang-Jun.
— Tú les abriste la puerta a esta prisión.

Linguang-Jun sonrió, y soltó una carcajada. Mirando a He Xuan, el demonio dijo:

— ¿Sabías que él planeaba encerrarte aquí?
— ¿Qué tontería estás diciendo?— soltó He Xuan.

Shi QingXuan se echó a reír lanzando al demonio una ráfaga de aire que avivó el fuego de los talismanes de la santa demonio. Las llamaradas incendiaron la túnica de Linguang-Jun y al percatarse de esto el demonio perdió el equilibrio, antes de que pudiera reaccionar Sha Hualing se adelantó juntando su poder espiritual en una palma y golpeó al demonio de hielo, el impulso lanzó lejos a Linguang-Jun y para el pasmo de todos los presentes cayó dentro del agua corrosiva. Un grito inhumano de dolor se escuchó, recorriendo el lugar con un eco tenebroso que los paralizó hasta que llegó a su fin.

Fue entonces que algo más pasó.

Viento marcial (2/4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora