Había ido a ver a su hija y a Mina ya que les había dicho que tendría una nueva pintura que exponer en el museo de Seul y que les gustaría que estén presente, claro que Sana salto alegremente mientras Mina lo dudo por un momento eso hizo que sintiera una leve punzada en su corazón.
Mordió su labio inferior esperando una respuesta, entonces se dio cuenta que tal vez Mina se sienta incomoda o presionada así que le iba decir que esta bien que llevaría y traería a Sana pero entonces respondió la rubia con un si que la hizo sonreír.
- No hacia falta...- dijo la rubia con una linda sonrisa cuando le entrego un peluche de su animal favorito, al llegar a verla para ir a su presentación.
- Es que al ver un pingüino es difícil no pensar en ti, en la pingüino más hermosa que he visto en mi vida.- había recordado que hace un mes atrás Sana al recién conocerse le habia pedido un regalo que le durara así que compró una ardilla peluche para su pequeña y uno para Mina.
- Gracias Chaeyoung.
- Mamá chaeyoung te ama mucho Mami, ella te a hecho tles o cinco dibujos, no me acueldo...
- Shh.... Dije que eso era un secreto...- la pequeña llevó sus manitos a su boca para cubrila haciéndola reír por lo tierna que era.
Habia llevado a Sana a su casa a la que antes compartía con Mina, no quería mudarse porque ahí era donde estaba sus mayores recuerdo felices y triste con la dueña de su corazón así que seguía viviendo en aquel lugar aunque en su momentos triste era una tortura porque no estaba la rubia caminando por ahí, leyendo un libro sentada en el sofá, en la cocina tomando café, comiendo mientras miraba su tablet las noticias y un bienvenida cuando llegaba a casa.
Todo esos recuerdo estaban en su mente y a veces la bebida era una salida ya que la hacía dormir, en su sueño la podía ver, tocar, escuchar su risa, hablar de su día, agito su cabeza y miro a su hija para cargarla en sus brazos sintiendo ese amor que le hacía bien y miraba a Mina delante suyo.
La pequeña había explorado toda la casa y adentrándose a las habitaciones hasta que encontró donde se ponía a realizar su pintura en las cuales habían tres de Mina porque sin darse cuenta ya estaba haciendo aquel perfecto rostro.
- ¿En serio? - pregunto la contraria con una leve sonrisa.
- S-si... Cuando me puse a pintar después de que tu... Ya sabes... No podía concentrarme en otra cosa así que sin darme cuenta terminaba haciendo una pintura de ti...- dijo acariciándose la nuca y mirando hacia otro lado.
- Mamá hace unos helmosas pintudas y tu eles su mu... como es...- miro a su mamá picando sus mejillata redondas con pequeño dedo índice.
- Una musa pequeña.
- Eso, eles la musa de mamá y la pelsona que la inspila junto conmigo a seguil adelante, también encontle tles mías y estaban pleciosas.
- Yo solo pinto ustedes son las hermosa obras.
- Te quiedo muchooo- su hija depósito un sonoro beso en su mejilla y se lo devolvió.
- Bueno vamos al museo o se hará tarde.- comunicó la rubia y asintió.
Se dirigieron al museo la limusina junto con unos guardaespaldas ya que los paparrazis y entrevistadores no la dejaban tranquila desde que Mina volvió junto con aquella hermosa sorpresa, su hija.