Compromiso para Dos 💍 | Dazai Osamu.

Go-juu san | 53.

Pensamientos y sueños cerca del lago y los sentimientos de una chica humillada.

Al paso de algunas horas, Rai despertó sobre la cama sintiendo su cuerpo realmente pesado, y desorientada lo primero que hizo fue buscar al hombre que se había quedado junto a ella, por desgracia no estaba presente y el lugar vacío donde debía estar se sentía frío.

—Mi espalda... —se quejó al sentarse sobre la blanda superficie. Recordó que antes no había sido una noche tranquila, en consecuencia su cuerpo le gritaba descanso.

Dazai no estaba en la habitación, pudo darse cuenta enseguida, pero haber despertado junto a él independientemente de la hora, hubiera sido incomodo por lo ocurrido entre los dos, así que agradeció la oportunidad para pensar bien en lo que había hecho y las posibles opciones que tenía: o se comportaba como si nada hubiese sucedido, o todo lo contrario a lo primero, pediría discreción directamente para no generar malos entendidos.

Como estaba desnuda todavía, se levantó con pereza para alcanzar el pijama que antes había preparado para darse una ducha, pero al ver el reloj dejó está última para cuando amaneciera, pues marcaban las cuatro con dieciséis de esa madrugada, además hacía frío y seguía teniendo sueño. Cuando se colocó las prendas, se notó la garganta de seca, así que vacilando sobre si era buena idea o no, salió de la habitación haciendo sus pasos imperceptibles sobre la madera  dirigiéndose hasta la cocina. Seguro Osamu estaría en alguna habitación, pensó, por lo que era innecesario comprobarlo. Él debía estar incluso más cansado que ella.

Una vez estuvo en la otra estancia, buscó por todos lados el agua para beber, encontrando el recipiente dentro de una cajón en la cocina. Vertió el líquido transparente en un vaso de vidrio que encontró en el mismo lugar, y con el en mano enseguida tomó un gran y largo trago; mientras bebía, notó que la ventana ahí mantenía las cortinas de par en par y la vista hacia fuera no era nada menos que una parte del lago.
Un escalofrío le recordó lo aterrador que era, pero la curiosidad pudo más que eso y terminó por dejar el vaso sobre el primer mueble que encontró para ir a echar un vistazo.

—Es lindo —aceptó al notar como el reflejo del agua le daba un tono brillante a todo el lugar—. ¿Ah? —por último, soltó con confusión.

Justo en la orilla del lago, sobre el césped verdoso y por ese momento sin color, se encontraba una persona dándole la espalda. No estaba lejos de la casa, pero si lo suficiente para no escuchar cuando Rai abrió la puerta para asomarse. Al principio creyó que se trataba de un fantasma, pero al igual que el espectro, por casualidad, el hombre con el que se había casado la tarde de ayer también llevaba ropas blancas y los pies descalzos.

<<Hace frio. No debería estar a fuera a estás horas... >>, se preocupó enseguida por el mayor, a quien se le veía distraído observando el lago.

Con el pantalón y la camisa de botones abierta, al mismo tiempo que una caja de cigarrillos le acompañaba y tenía uno de ellos encendido entre sus dedos; Osamu parecía no interesarse por su salud, en cambio, mantenía la vista a lo lo lejos y el cuerpo paralizado. Él estaba pensando, para ser específicos, en lo que había sucedido hacía unas pocas horas, pues todavía no podía creerlo. Al mismo tiempo, se juzgaba culpable y sin perdón alguno.