Roku-juu | 60

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Una disculpa, el trabajo vuelve y Satoko también

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Una disculpa, el trabajo vuelve y Satoko también.

Aquel lunes por la mañana Osamu despertó muy temprano, pero no para ir a trabajar. De hecho, lo primero que hizo fue arreglarse y dejar en paz a la joven que todavía dormía de una manera bastante cómoda con su cuerpo en toda la cama, que incluso por la noche tuvo que hacerse a un lado y tomar otra manta para que no le dejara descubierto. Se dijo, ni en sueños debía creer que Rai despertaría a esa hora viéndose tan tranquila, mucho menos después de recordar el trato que le había dado por la noche.

Comenzaba a sentirse avergonzado por su conducta, sin embargo, tarde era para dar el paso hacia atrás, su misión entonces era ir a la farmacia y comprar, con todo la vergüenza del mundo, lo que los dos necesitaban después de su inncesario error.

Habría que ser tonto para pensar, que las posibilidades de que una Satoko o Yuji 2.0 vinieran en camino eran bajas, porque en realidad eran altas, y tiempo para dudar no tenía ninguno. Si era que no querían empeorar eso más, mejor moverse rápido que cómodo.

Salió de la casa más tarde.

—Avisa, hombre. Podrías haberlo hecho —Le esperaban como imaginó, con un regaño.

El muchacho pelirrojo por casualidad abría la puerta de su vecino apartamento después de haber ido a comprar desayuno. También después de haber llamado como demente al mayor sin respuesta alguna.

—T-tuve algunos inconvenientes... —justificó nervioso, peinandose el cabello hacía atrás como manía.

—¿A dónde vas? —ignoró sus palabras y dejó lo que hacía. No le agradaba la forma en que se estaba comportando, así que le puso atención para intentar descifrar el motivo.

—A la farmacia —respondió con la verdad en un hilo de voz y desvió la mirada al sentir la azulina del contrarió inspeccionándole.

—¿Ah? Tú nunca vas a la farmacia ni aunque te estés muriendo, ¿acaso Rai necesita algo? —adivinó un poco preocupado.

—Sí, necesito conseguir algo para Rai —confesó por fin.

—No tengo medicamentos comunes, así que deberías irte yendo si ella los necesita. —Comprensivo, le dejó ir olvidando sus sospechas y volviendo a su tarea de abrir la puerta.

—Acompañame... —pidió, aún con el tono de voz hasta el suelo.

El Nakahara de nueva cuenta dejó lo que hacía para verle con un semblante en demasía confundido.

—¿Para qué? No puedes ir solo, gracias a ti tengo otro día de descanso, no lo arruines —negó irritado el bajito.

—Solo ven conmigo, es algo muy importante y sé que lo vas a entender. Te lo contaré en el camino y te aseguro que querrás ayudarme —innesperadamente, rogó el castaño.

Compromiso para Dos 💍 | Dazai Osamu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora