Nana-juu ni | 72

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Ella se va, él lo lamenta y se acabó el trato

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Ella se va, él lo lamenta y se acabó el trato.

Tras una semana, cuando Rai hizo la maleta, Osamu estaba ocupado quedándose más tiempo del necesario en el trabajo, y más tarde, cuando tomó un tren con destino a Miyazaki, él volvía a casa para encontrarse con la cruel realidad solitaria que le abrumó y obligó a golpear la pared con fuerza.

—¿Vas a estar bien? No tienes que irte, Rai, ¿no te casaste con él para quedarte? —había preguntado Chuuya, observándola con lastima.

Cuídate mucho, no olvides que puedes llamarnos cuando necesites ayuda o simplemente quieras hablar. Por supuesto, la oferta de trabajo sigue en pie —y Fyódor ofreció tomando sus manos contra su pecho.

Aun con todo ello, la señora Tsushima negó agradeciendo su ayuda, pues fueron los presentes en la estación del tren que se encargaron de comprarle el boleto y llevarla hasta ahí cuando se los pidió a escondidas del hombre de negocios, con quien ellos tenían un fuerte vínculo. También, antes de ello, visitó únicamente a Ritsuko en su vivienda para contarle que se estaba yendo y el motivo exacto del porqué sin ahorrarse ningun detalle.

Ella abordó con la mirada en el suelo y sin ver hacia atrás, sin embargo, la mirada de muchos estaba sobre su rostro amargo, en donde no cubrió debidamente el hematoma ya amarilloso que se mostraba a lo largo de su mejilla derecha, aunque tampoco era como si hubiese deseado esconderlo. Durante una semana, esa lesión le estuvo mostrando la realidad y la vergüenza que sentía; como consecuencia le empujó a huir.

No deseaba saber más del compromiso, no más Shūji, y aunque le dolía, no más Satoko. No importaba que no hubiera cumplido su parte del trato y no valía la pena preocuparse más por dar lo mejor de sí misma, ya que la notificación de Fukuzawa dejaba en claro que la situación había cambiado. El juicio se mantuvo en sus mismas fechas, pero el de cabellos grises deseaba hablar con los casados de emergencia por la contrademanda que Hatsuyo hizo a última hora.

No había nada que hacer, se dijo, y no estaba en ella lograr que el milagro ocurriese cuando Dazai era el más interesado en recuperar a la pequeña.

Entonces se marchó.

Durante las horas de viaje durmió tanto como pudo, perdiendo con ello un poco las preocupaciones, pero al despertar era evidente que todo volvería, y así lo hizo. Acostumbrada estaba de la semana en soledad, que de no existir sus necesidades básicas, ni siquiera se hubiera levantado de la cama en todo el tiempo. Fue que tomó la decisión al no tener claro que hacía en el departamento cuando Osamu, o no estaba, o le ignoraba completamente, de igual forma, ella también buscaba evitarle.

Miyazaki seguía igual que siempre, y no le tomó nada de tiempo caminar hasta la parada del autobús con la maleta en mano. Así, al llegar al vecindario, Ferdinando, el "vago", le encontró por la avenida larga, movió la cola y le guió hasta su hogar.

Compromiso para Dos 💍 | Dazai Osamu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora