Roku-juu go | 65

670 94 136
                                    

Despedida a medias, anhelos imposibles y el tiempo tiene que correr

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Despedida a medias, anhelos imposibles y el tiempo tiene que correr.

El semblante que antes mostraba miedo por no poder controlar la situación se tornó hostil, en especial sus orbes, y antes de que Hatsuyo pudiera decir otra palabra, su rostro se volteó hacia un lado de manera dramatica por el golpe que Rai plantó en su cuidado rostro. No una bofetada cómo harían las señoritas delicadas y con educación, fue un verdadero golpe de puño cerrado.

—¿¡Cómo te atreves!? —reclamó adolorida la mujer, sintiendo el sabor metálico de la sangre en su boca.

—¿¡Cómo se atreve usted a golpear a Satoko!? ¿¡Cómo se atreve a creer que tiene el derecho de hacerlo!? —Rai reclamó perdiendo la paciencia.

—¡Es mi hija, no tuya! ¡Solo yo sé cómo educarla! —siguió la otra incapaz de comprender.

—¡No será mi hija, pero así no se educa a un niño! ¡Merece amor, no intimidación ni limitar su libertad! —Quien salió de su papel por esa ocasión fue la casada, que al ver de reojo a la niña, se molestó aún más—. ¡Merece que su propia madre la escuché y que acepte sus decisiones!...

Hatsuyo se acercó con el fin de devolverle el golpe, y más que preparada la joven le esperó para volverle a poner en su lugar, incluso estuvo por caminar en su encuentro los pocos pasos que les separaban, sin embargo, cuando la mayor asestó el golpe, su mano abierta se estrelló contra el pecho del hombre de negocios, interfiriendo en medio de la pelea y viéndose neutral por intentar esconder su enojo proveniente desde el mismo infierno. Él no dejaría que también le hiciese daño a la única persona que por el momento podía apoyarle.

—Largate de mi casa —amenazó después, con ello, sorprendiendo a la que protegía. De un momento a otro parecía tranquilo, pero no era así.

—¿¡Pero ella acaba de golpearme... !? —renegó como una infante a su maestra de preescolar, pero fue interrumpida.

—He dicho: lárgate de mi casa —repitió—. No voy a tolerarte otro segundo, puedes llevarte a Satoko si a eso venías, pero te juro que ella volverá conmigo en cualquier momento.

Hatsuyo retrocedió asustada por el tono en que le habló.

—No vuelvas más si no tienes nada bueno que decir, y deja en paz a mi esposa o yo te demandaré por acoso, ¿entendido? —Está vez quien señaló fue él, para luego también hacerlo con la salida del apartamento.

Sin dudar por la intimidación, salvo que evidentemente muy molesta por como le estaban tratando, la mujer de las joyas dio la media vuelta enfurecida, y aunque a ninguno de los casados le agradó cuando levantó a Satoko a la fuerza, comprendían que eso era lo mejor que se podía hacer por el momento.

Arrastrándole hasta la salida, la pequeña les regaló una afligida última mirada, y con su manita les dijo adiós no sabiendo cuando volvería a verlos.

Compromiso para Dos 💍 | Dazai Osamu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora