Fujiwara Rai, una estudiante de Filología y mesera de medio tiempo en el Yellow Cake's, nunca imaginó que conocería a alguien que le propusiera algo que a su mirar, parecía increíblemente loco; eso era un "Compromiso para Dos"
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Mañana de dolor, tarde de compras y Rai entra en un dilema.
Decir que la vergüenza era poca y las ganas de tirarse por un puente no habían vuelto, era una falacia con todas sus letras.
El despertador sonó en la habitación de Satoko, pues como al hombre se le había olvidado apagarlo la noche previa a su dia de descanso, molestó por la mañana, sabiendo bastante bien quien lo había ocasionado. Una
Con ello, despertaron los dos casi al mismo tiempo, dándose cuenta que seguían unidos bajó las mantas, la diferencia fue que Dazai abrió los ojos, y antes de sentarse en la cama, atrajo a Rai por unos segundos susurrando un sordo "buenos días", para luego soltarle; por su parte, ella se mantuvo quieta, logrando hacerse la dormida ante la mirada del otro, cuando muy en el fondo quería también levantarse y huir, ya que en primera, no recordaba lo sucedido la noche anterior, y en segunda, quería que él no se fuera todavía; se sintió tan frío cuando abandonó por completo la cama, sin embargo, ello le hizo abrir los ojos para verle la espalda, percatándose así, que llevaba ropa puesta, y lo más raro era que pronto comenzó a quitarse el saco del traje.
El hombre salió un poco de la habitación para ir a la otra y apagar el aparato que sonaba como un demente, después volvió a entrar en ella sin querer "perturbar" el sueño de la muchacha, siendo cuidadoso al buscar ropa de casa en su armario.
Ray le escuchó bostezar como dos veces, pero se dijo que por ningún motivo debía dar señales de que estaba despierta, o cabía la posibilidad de explotar como bomba humana de la pena. Por supuesto que poco estaba acostumbrada a tenerlo dando vueltas por ahí, aún así, era diferente sin saber en qué términos cayeron en sueños.
<<No debí haber tomado eso... >>se lamentó incomoda, y cuando Shūji volvió a salir de la habitación, entonces abrió los ojos y se sentó recargando su espalda en la cabecera de la cama. Luego, se tomó la cabeza con las dos manos.
—Duele... —se quejó por la resaca.
Era muy temprano, ella ni siquiera sabía porque Dazai se había levantado si era su día de descanso. Se preguntó enseguida si era que tenía algo que hacer fuera del apartamento.
No encontró que hacer, solo miraba en diferentes direcciones sin motivo, hasta que volvió a caer sobre la cama con la intención de dormir algunos minutos más.
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