Go-juu ni | 52.

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Un lugar para guardar secretos

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Un lugar para guardar secretos.

Osamu manejó con responsabilidad las dos horas que antes había mencionado mientras Rai seguía durmiendo. Cuando por fin llegaron a salvo a la casa del lago, este se detuvo frente a ella.

Era un lindo lugar, no se podían ver más que altos árboles alrededor, y como su nombre lo decía, justo a lado había un gran lago, que por esa noche reflejaba las estrellas en el cielo. Dazai había adquirido la casa por recomendación de su jefe, quien dijo, era el lugar idoneo para descansar, no obstante, en realidad la utilizó solo una vez y hacía tiempo de eso. Por supuesto, el interior estaba en buen estado porque pagaba el mantenimiento y la seguridad era excelente a pesar de no parecerlo por estar en medio de un bosque.

—Rai, hemos llegado —avisó a la bella durmiente.

Estando los dos solos, pensó en lo bien que les haría para relajarse, pues como ya se sabía, no había pasado mucho tiempo del traspié que tuvieron y que casi cancela sus planes de tajo.

—Rai, despierta, podrás seguir descansando dentro. —Como ella no despertó, optó por bajarse del auto e ir hasta la puerta trasera para ayudarle.

La muchacha se quejó cuando el aire helado entró en el espacio y abrió los ojos lo más mínimo para quejarse.

—Que miedo —expresó al ver el lugar.

—De día es más bonito —se burló él.

—Como en toda película de terror —continuó ella, acomodándose el vestido para bajar.

—Ven aquí, te llevaré —ofreció el hombre extendiendo la mano.

Rai, más dormida que despierta, aceptó su ayuda, sin embargo, cuando este la cargó al estilo princesa nada más salió del auto, pataleó para que le soltara como acto reflejo. Por lo menos, eso le hizo volver a todos sus sentidos.

—Estás descalza, no quiero que atrapes un resfriado —justificó el marido avanzando.

No estaba contenta con ello, pero eran solo unos pasos, así que se quedó quieta y miró a su alrededor. Se le puso la piel de gallina al ver el lago tan enorme y seguro congelado por la temperatura.

Dazai avanzó hasta la puerta subiendo un par de escalones para pisar la madera del suelo, sacó con dificultad las llaves y se las dio a la muchacha. Rai comprendió enseguida que le decía, así que una vez frente, metió la llave al cerrojo y quitó el seguro; segundos después, fue dejaba en el suelo dentro de la casa.

—Es demasiado grande para ser una casa del lago, tal como en las películas de terror —repitó al ver el inncesario espacio del recibidor.

—No pasará nada, todo es seguro —calmó el mayor riendo suave—. Iré a bajar las cosas del auto, puedes explorar como gustes. No me tardo.

Compromiso para Dos 💍 | Dazai Osamu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora