Juu ichi | 11.

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Sorpresa, explicaciones a medias y el deseo de un alma inocente

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Sorpresa, explicaciones a medias y el deseo de un alma inocente.

Durante la función de cine, Rai se quedó dormida a media pelicula de suspenso. Esa era ella, descuidala por un segundo y se pierde en sus sueños. El cómodo sillón y el agradable ambiente le hicieron cerrar los ojos sin haberlo notado, por supuesto que Satoko se rió un poco cuando se dió cuenta, pero Dazai le dijo que como trabajaba todo el día, estaba muy cansada, así que no la molestaron hasta que el filme se vió terminado.

<<No puedo creerlo, casi nunca vengo al cine, y cuando lo hago, me quedo dormida >>, se quejó internamente. Su rostro reflejaba a la salida de la sala que tan avergonzada se sentía, algo que la menor iba observando con atención para reír a sus adentros, y de pronto comentó:

—Pareces más joven de lo que eres, Rai-san. Me caes bien.

Incluso la niña se había dado cuenta, que a pesar de que era muy comprometida con sus responsabilidades, en realidad poseía facetas que le hacían ver cómo una adolescente apenas.

—Me alegra escuchar eso, también me caes muy bien, pequeña —respondió de vuelta, aunque apenada al recordar que el mayor le había hablado de su persona desde antes que se conocieran ese mismo día.

—También me alegra escucharlo, después de lo que me contó mi papá sobre ti, quería conocerte. —Como si lo hubiera invocado, la nena tocó el tema.

—¿Ah, si? —dijo y miró al mencionado unos pasos delante de ellas en el pasillo de regreso al auto.

La forma en que Dazai se estuvo comportando hasta el momento, le dejaban en claro a Rai que le estaba dejando todo en sus manos, y si bien Satoko era una niña buena y se estaban llevando de maravilla, se preguntó enseguida entonces de que servía que él estuviera presente, si de todas formas no se iba a interesar en saber qué le gustaba a su propia hija. Fue con la intención de ser un apoyo para futuras ocasiones y terminó siendo la que realmente llevó a pasear a la menor.

—¿Qué fue lo que te dijo de mí? —Por lo menos ahora, hablarían de él.

—Para comenzar, me contó que cuando se conocieron, perdió su cartera y no supo donde, pero que tú fuiste muy amable y casi le pagas la cuenta; dijo que estaba teniendo un mal día y que lo mejoraste, al igual que hiciste en la semana cuando visitó el restaurante por trabajo. —Creyendo que había terminado, la mesera se llevó una mano a la barbilla para pensar, aunque Satoko continuó—. ¡Ah! Y que sabes hacer figuritas con papel para los niños que no se portan bien. ¿Puedes hacer una para mí? ¿Me puedes enseñar? ¿Dónde aprendiste a hacerlas?

Había batido record. ¡Tres preguntas en menos de un minuto! Rai ya comenzaba a tomarle el modo a la pequeña de doce. Al parecer siempre era así de curiosa con todo lo que se le ponía frente al camino.

—Claro, puedo hacerte una en el camino, en mi mochila llevó el papel que utilizo, además puedo enseñarte en el proceso, es fácil, yo lo aprendí en secundaria en la clase de artes —respondió vivaz, ya que las figurillas en muchas de las ocasiones le habían ayudado a matar tiempo y disfrutaba elaborarlas.

Compromiso para Dos 💍 | Dazai Osamu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora