Roku-juu roku | 66

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Una agradable velada, prontas fechas y paz

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Una agradable velada, prontas fechas y paz.

El restaurante era el mismo que visitaron en su primera cena, este seguía igual que siempre, con los mismos adornos, la misma pintura y los mismos trabajadores, incluso esa mesera que en aquella ocasión miró mal a la joven mesera del local amarillo y no entendía porque su jefe le llevaba de nueva cuenta.

—¿Por qué se esmera en que siempre que vengo a este lugar no esté presentable? —habló Rai, un poco avergonzada mientras caminaban hasta la mesa dirigidos por el personal.

Sus tenis eran el único calzado diferente entre tanta prenda elegante, pero en vez de lamentarse, rio al recordar lo avergonzada que se sentía la primera vez.

—Estás presentable de cualquier manera, para mí te ves preciosa en esos tenis —halagó haciéndola sonrojar, adivinando la raíz de su cuestión.

La joven se quejó con molestia fingida y él sonrió con ganas intentando acomodarse las gafas, pero no las llevaba encima, luego atrapó la mano que antes había soltado al acercarse a la recepción, para llevársela la boca acercándola al mismo tiempo junto a él.

—¿Con qué cara lo dice? Usted siempre lleva traje —alegó, viendo el momento exacto en que este le besaba el dorso con delicadeza.

—Te prometo que la próxima vez te avisaré con anticipación, así puedes comprarte un bonito conjunto, pero debes saber que sigo insistiendo en que haces lucir esos tenis mejor que nadie.

Soltó su mano al terminar, luego estiró su misma extremidad y le rodeó la cintura con ella para atraerla más, solo que justo cuando iba a seguir halagándole y ella preparándose para echar la queja, la recepcionista se detuvo frente a ellos al llegar a la mesa y carraspeó la garganta para que le pusieran atención.

—Hemos llegado, el mesero vendrá en unos segundos y yo les dejo las cartas del menú. Por favor, tomen asiento —habló educada, después de todo, era su trabajo.

—Muchas gracias —agradecieron al mismo tiempo los casados.

Una vez la mujer de ropas negras se marchó, Osamu invitó a Rai a acercarse retirando la silla como un caballero. Así pues, cuando los dos estuvieron sentados frente a frente, tomaron el menú y decidieron con rapidez que cenarían, para despues comenzar a conversar sobre su ajetreado día. Estaban muy cansados de toda la semana, la suerte era que al día siguiente, es decir, domingo, los dos tendrían su merecido día de descanso.

—Buenas noches, seré su mesero en esta ocasión, ¿están listos para ordenar? —Les tocó un muchacho de cabellos azabache y también en ropas negras.

No tardaron en ordenar, el joven mesero anotó con cuidado sus palabras y pronto se marchó, dejándoles nuevamente a solas en la mesa meticulosamente arreglada de mantel blanco.

Compromiso para Dos 💍 | Dazai Osamu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora