Juu hachi | 18.

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Un viejo amigo, una graduación y los esperados berrinches de Satoko

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Un viejo amigo, una graduación y los esperados berrinches de Satoko.

La mañana del viernes, Shūji tuvo la suerte de haber sido llamado desde muy temprano por su jefe, quien le dijo asertivamente:

No vengas al trabajo como me habías pedido. ¡Ten un buen día!

No quiso responder nada contradictorio, simple aceptó y colgó el teléfono, ya que era verdad. Desde que la señorita Fujiwara le hizo saber que ese viernes no estaría disponible, él mismo había pedido el día libre, sin embargo, no contaba con que la víspera anterior se le complicara teniendo que volver a su casa por una inútil fiebre, y es que Dazai era tan diligente, que Mori lo sabía, pues le conocía como a la palma de su mano. Tenía pensando ir al trabajo llevando consigo a su hija de no ser por el llamado. ¿¡Cómo se le había ocurrido eso!? Una oficina no era el lugar idóneo para una chiquilla como Satoko, que no era tranquila en casi ningún sentido.

—¿Estás lista, cariño? —alzó la voz para llamarle, mientras tanto, se arreglaba la corbata frente al espejo de cuerpo completo que adornaba su baño.

—Lo estoy, tú te tardas mucho, papá —respondió la chiquilla a modo de burla desde afuera.

Hace rato que la nena le esperaba, pero el mayor no dejaba de verse en el espejo. Dazai era apuesto, nadie podía negarlo, a sus treinta y dos años en realidad aparentaba menos edad; no tenía error, el traje estaba bien puesto y su cabello bien peinado, no obstante, se sentía nervioso y se buscaba la falla.

—Lo siento, tenía mal puesta la corbata —mintió cuando salió por fin. Estaba avergonzado, aunque no tardó en sonreír al ver a su hija.

Satoko estaba de pie manteniendo su mano al principio de sus caderas, y cuando le vió, se llevó la otra extremidad hacía el frente e hizo como si viera la hora en un reloj imaginario, pues solo tenía una pulsera. Pero no era simplemente su actitud graciosa lo que le llamó la atención, sino más bien que con el vestido rosa pastel que llevaba encima, le parecía toda una princesa, sin olvidar que sobre su cabeza un sombrerito a juego le adornaba.

—Se nos hará tarde, vamos ya. Quiero ver a Rai-san cuanto antes —al decir, salió de la habitación a paso rápido dejando a su padre más nervioso que nunca.

—Satoko, todavía no sabemos si Rai estará ahí. Además... —se quedó en silencio al saber lo que dirá a su hija.

Su idea esa mañana no era ir a ver a la mesera en el lugar donde se llevaría a cabo su graduación, lo que en realidad había sucedido, fue otra afortunada llamada que recibió casi seguida de la de su jefe... Bueno, el caso era que un viejo amigo le había contactado para decirle que estaba en la cuidad y que estaría presente en la ceremonia de graduación de la facultad de Filología por ese año. Como quería verlo, le pidió que fuera, prometiendo que si no estaba su agenda tan ocupada, después podrían ir a comer.

Compromiso para Dos 💍 | Dazai Osamu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora