Séis

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Apenas sonó el timbre de salida, JongIn recogió sus cosas con rapidez, y fue a buscar a KyungSoo a su aula, sonriendo automáticamente cuando lo vio salir acompañado tanto de JunMyeon como de BaekHyun, que parecían estar sosteniendo un debate sobre la importancia y el beneficio de usar o evitar el maquillaje en el ambiente escolar.

—¿Estás listo? —Le preguntó al número Doce apenas se acercó.

El rubio tomó al Presidente de los alumnos por el brazo y lo alejó del antiguo Mariscal de Campo, quien asintió y sonrió tímidamente, emocionando al pelirrosa.

—¿A dónde iremos? —Preguntó el más bajo mientras salían del edificio principal.

—¡Es una sorpresa! —Anunció el menor emocionado, dirigiendo el camino hacia la puerta de entrada.

—¿Iremos caminando? ¿Está cerca? —Cuestionó el pelinegro ante el andar tranquilo del moreno.

—Mmm, quizá tomemos el tren o quizá solo el autobús; ¿quién sabe? —Dijo Kai en un intento de parecer misterioso.

KyungSoo se detuvo y negó con una leve sonrisa divertida antes de sacar sus llaves.

—Vamos en mi auto —sugirió extendiendo el llavero hacia el más alto, quien abultó los labios en un tierno puchero y suspiró mostrándose desanimado.

—No sé conducir —declaró bajando la mirada, levemente avergonzado.

—Mmm, ¿la parte de la "sorpresa" es importante? —Cuestionó el pelinegro en un susurro.

JongIn mordió su labio y asintió con las mejillas ruborizadas.

—Entonces prometo actuar asombrado, pero vamos en mi auto, ¿sí? —Propuso el número Doce dando suaves toques en el hombro del moreno para convencerlo.— Tengo que ir a otro lugar después de esto y no quiero hacer un doble viaje —comentó con un cansado suspiro.

—¿A dónde? —Consultó el menor frunciendo el ceño, pero aprovechando el momento para dar un paso más cerca del pelinegro.

—Al super mercado; debo conseguir ingredientes para la cena —explicó sin darle importancia—. Entonces, ¿sí?

El número Ochenta y ocho respiró profundamente, tomándose un par de segundos para pensar, y luego asintió, siguiendo al antiguo Mariscal de campo hacia un auto en extremo lujoso; casi a la altura del auto de JunMyeon, cuya familia era una de las más ricas no solo del país, sino del continente.

—¡Tienes dinero! —Exclamó el pelirrosa con la mandíbula por los suelos.

KyungSoo sonrió y negó.

—Fue regalo de un auspiciador —se encogió de hombros—; quise negarme, pero como anoté usando casi por completo su marca, mamá me dijo que era un intercambio justo.

—Lo es —aceptó Kai, emocionado al ver la comodidad con la que el mayor comenzaba a hablar—. Yo también tengo un auspiciador —comentó sonriente.

El mayor alzó ambas cejas, mostrándose interesado.

—Sí, él no me da nada así de lujoso, pero paga mis estudios —comentó subiendo al auto—. Él fue quien me reclutó para los Osos Negros; yo ni siquiera sabía jugar Fútbol Americano.

—¿No? Pero eres muy bueno —dijo el número Doce, impresionado.

Las mejillas del menor se encendieron como antorchas.

—Soy rápido pero... —se encogió de hombros.

—Oh, vamos; no te quites mérito —espetó el pelinegro—. Conozco a varios Corredores e incluso Receptores que no te alcanzarían ni aunque su vida dependiera de ello.

Jugada perfecta || KaiSoo Fest 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora