Veinticuatro

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—Y entonces me preguntó si habíamos elegido nuestros números a propósito —comentó JongIn emocionado—; pero cuando le dije que no, que los escogimos mucho antes de conocernos, Krystal se puso a gritar diciendo que era cosa del destino —sonrió radiante.

Habían pasado unos días desde el último partido y, aunque los Osos Negros seguían entrenando con las nuevas rutinas que había propuesto su Capitán, tenían un horario más holgado hasta que se anunciara la fecha del primer partido de los Playoffs.

—¿Tú qué crees? ¿Realmente estamos destinados a estar juntos? —Bromeó el más joven golpeando el hombro contrario con el suyo de forma juguetona.— Digo, que tu número y el mío sumen Cien no parece exactamente casualidad.

KyungSoo sonrió y apretó la mano de su pareja, encantado con el brillo de sus ojos almendrados y lo hermoso que se veía con su cabello peinado en una coma.

—¿Te había dicho ya lo mucho que me gustas? —Le preguntó en un suave ronroneo mientras acercaba su rostro al cuello del más alto.

El número Ochenta y ocho se estremeció con la cercanía y mordió su labio para ocultar un jadeo.

—Un par de veces, sí —bromeó pasando un brazo por la cintura del más bajo, quien aprovechó la cercanía para dejar un dulce beso en la mandíbula de su novio y una traviesa mordida en el lóbulo de su oreja.

—Tengo tu regalo en el auto, ¿quieres verlo? —Preguntó apartándose ligeramente del menor.

—¿Me conseguiste un regalo? ¿De verdad? —Cuestionó Kai, sorprendido; el Mariscal bufó con una sonrisa.

—¿Qué? ¿Creíste que había olvidado que hoy cumplimos Cien días de relación? —Negó falsamente decepcionado.— ¿Tan mal novio soy?

El pelirrosa abrió los ojos como platos y negó con vigor, sosteniendo con más fuerza el cuerpo del mayor y pegando su frente a la contraria.

—No, no, tú eres maravilloso; cada día a tu lado se siente como un sueño —besó su mejilla—. Pero pensé que con la presión del campeonato y los Grullas...

El número Doce pasó los brazos por el cuello de su pareja y lo atrajo hacia sí para darle un beso que denotara toda la calidez que su alma sentía estando en los brazos del más joven.

—El mundo puede caer en pedazos, moreno, y yo no dejaría de mirarte —susurró con los labios  rozando su mandíbula—: eres demasiado importante para mí.

El corazón de JongIn vibró acelerado ante la sinceridad en el matiz grave del mayor.

—Te quiero —declaró KyungSoo terminando por aniquilar a su novio, quien casi se sintió desfallecer entre los brazos del Mariscal.

—Oh dios, no puedo creer que lo dijeras primero... —Jadeó el más alto sacudiendo la cabeza antes de subir sus manos hacia el rostro contrario, sujetándolo con una delicadeza única, como si fuera lo más preciado que había sostenido jamás.— También te quiero... mucho...

El pálido sonrió ampliamente formando un precioso corazón con su sonrisa, disipó la distancia entre ellos apoderándose de los carnosos labios del futuro bailarín, y dejó una traviesa mordida que derritió al Ochenta y ocho, permitiéndose profundizar el contacto y avivar el calor que solía consumirlos cuando estaban juntos.

El apodado Kai se separó a la fuerza del manjar sagrado que era la boca de su novio y apoyó su frente en el hombro contrario, intentando reunir solidez en sus piernas que se habían convertido en gelatina gracias al contacto de la lengua del pelinegro sobre la suya.

—Y-yo t-también te ten-ngo un regal-lo —tartamudeó con el corazón latiendo a mil por hora.

D.O. asintió, acarició el rostro del moreno con sus nudillos y le dio un casto beso en la frente antes de seguir caminando.

Jugada perfecta || KaiSoo Fest 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora