Royalty and Killer | TW [2]

017. Tu eres importante

Derek, Isaac y Beth entraron en la comisaria de Beacon Hills buscando al Sheriff Stilinski, pero en su lugar se encontraron primero con el oficial Parrish.

— ¿Puedo ayudarlos en algo? — pregunto el rubio a Derek.

— Buscamos al Sheriff.

— No está aquí. Tuvo que ir a una escena del crimen.

Isaac se cruzó de brazos y analizo el lenguaje corporal del Parrish, llegando a la conclusión de que sabe mucho más de lo que dice.

— ¿Tiene que ver con Scott y los demás? — le cuestionó el ojiazul.

Parrish asintió.

— Hombres lobo atacaron a Stiles, Malia y Scott cuando iban a la preparatoria, salieron de la nada.

Derek miró a Beth y ella solo se encogió de hombros, parece que las cosas se están saliendo de control y están atacando a todos con los que ha tenido contacto. Personas que no tienen nada que ver con ella. Personas inocentes metidas en un fuego cruzado.

— ¿Saben algo de esto? — pregunto Parrish, cruzándose de brazos.

— Es una larga historia, oficial guapo — respondió Beth, ganándose a mirada confundida de los tres hombres — tengo ojos, ¿saben?

Derek negó con la cabeza y se dirigió a Parrish.

— Creemos saber quién es el responsable, ¿puedes ayudarnos a localizarlo?

— Claro. Si eso los ayuda a detener al responsable, les ayudo.

(...)

Isaac

Llamé a Scott para saber que es lo que está pasando y si los tipos que los atacaron les dijeron algo que pueda servirnos de ayuda para encontrar a Harry. Pero dijo que estaban de camino a la comisaría, así que aquí lo hablaríamos.

Derek y Parrish están tratando de encontrar alguna cosa sobre Harry Dumont en la base de datos de la comisaría, algo que nos pueda decir donde esta ahora. Y Beth se metió en algún lado porque hace minutos que no la veo.

Creo que algo anda mal con ella, es extraño que no haya olido toda la sangre que había en su alfombra y que tampoco haya cambiado a su forma de lobo cuando estábamos peleando.

¿Tendrá que ver con que casi muere?

— ¿Sabías que el café de la comisaría sabe delicioso?

Camina hacia mí con un café en la mano y una hermosa sonrisa en el rostro. No se si soy yo o sus bellos ojos verdes resplandecen más de lo usual, un brillo natural y bonito. De felicidad, supongo.