Una pequeña broma

Perro Niñero

El arranque de responsabilidad con el que Sirius se había levantado siguió durante todo el día, vale que una cosa era que fuera él el voluntario para que el pequeño caminara a la par, pero el cuadro que se estaba llevando acabo era...inesperado:

Sirius Orion Black, mago sangre pura que se rebeló contra las dictaduras llenas de prejuicios de sus padres....entreteniendo a un pequeño Snape con un revoltosa pluma que mantenía a flote en el aire con algo tan simple como un Leviosa, aún así teniendo la total atención del infante que veía con gran curiosidad el objeto flotante.

Sirius había estado todo el día con el pequeño Snape pegado a él, la confusión inicial del pequeño se convirtió en aliviada resignación cuando sólo cambió la túnica de quien agarraba... O eso creyó hasta que durante una de las clases, Sirius transfiguro un pergamino en un peluche, para después tenderselo al más joven. La primera vez el niño titubeó a la hora de tomar el juguete, pensando que podría ser algo malo pero agarrandolo por la insistencia del mayor, solo para después sentarse y en lugar de dejar que el pequeño tomará asiento en algún lado que suelo o bien con Remus, tomó al pequeño desde debajo de los brazos y lo sentó a su lado, sobresalto un poco a Severus pero solo por segundos, en seguida entendio,acomodándose en el asiento y por primera vez alzo la cabeza. Analizó a Sirius con la mirada unos segundos, algo que no había hecho desde que lo tenían bajo su cuidado, pero cuando la mirada gris chocó con la negra, rápidamente volvio al suelo mientras apretaba más el peluche en manos.

Llevaban ya una hora en aquel salón escuchando aquella aburrida clase, Remus intentaba anotar lo presencial (o lo poco que entendía en ese mar de información inútil) cuando sintió un codeo, intentó ignorarlo pero James no lo dejaba

-¿¡Qué?! - preguntó en un susurro frustrado.

James señaló a donde se encontraba sentado Sirius, esperaba verlo haciendo cualquier graciosada que llamara la atención de James, pero se equivoco, garrafalmente: ahí estaba Sirius, pegado al pequeño Snape que estaba pulcramente sentado, sin tocarlo realmente, haciendo flotar una de sus voluptuosas plumas a punta de varita.
Sobra decir que Snape estaba alucinando con aquella acción, con una pequeña sonrisita en sus labios y un brillo de curiosidad en los ojos, una de sus manitas sucumbió a la naturaleza curiosa de los niños y se acercó a la pluma, tocandola un poco y con cierto cuidado, queriendo comprabar que era real lo que sus ojos veían. Cómo pequeña travesura, Sirius hizo que la pluma se acercara a la cara del pequeño, logrando asombrar más a este y riendo por lo bajó cuando pico un poco su nariz y Severus, por reacción natural, estornudo. Juraría que si Severus y un gatito estornudaban, nadie podría decir la diferencia, el niño le miró con reproche por reírse.

-Lo siento pero no puedes culparme- se defendió en un susurro para volver a distraer al niño, esta vez, con un tintero flotante.

James y Remus intercambiaron miradas, ¿estaba volviendose locos o Sirius y Severus se estaban llevando bien?

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El pequeño caminaba tomando la túnica de Sirius, esa clase había terminado en desastre cuando el tintero sin querer se derramó sobre una compañera que no se lo tomó muy bien que digamos. Es decir ¿a quien le caería en gracia estar tomando apuntes y que de repente un tintero te cayera en la cabeza, arruinando tu cabello, playero y apunte? Sirius escondió la varita en un microsegundo fingiendo inocencia, siendo imitado por el infante, que vio al suelo de nuevo pero alerta. Si se salvaron del castigo fue porque nadie más que James y Remus lo habían visto hace levitar cosas, de manera que fue fácil argumentar que él no fue o que tal vez había sido un estallido de magia del menor.

Peter se rio de la mirada que Severus le mando a Remus cuando lo señaló, evidentemente ofendido de ser el culpado pero sin quejarse y sólo abrazando con un adorable puchero el peluche en manos.